Sociólogo y máster en Medio Ambiente de la Universidad Complutense de Madrid, consultor en materias sociales, económicas y medioambientales, Gonzalo Prieto Navarrete, ex gobernador de Iquique y actual concejal de Alto Hospicio, es un ejemplo del liderazgo que nace en regiones
Poder y Liderazgo conversó en exclusiva con este joven profesional y político, quien desde el año 2000 milita en el Partido por la Democracia, llegando a ser el consejero nacional adulto del partido, más joven de Chile.
Con él hablamos de su forma de entender la política, de su experiencia como autoridad que debió enfrentar terremotos, de su mirada crítica sobre la deuda con la descentralización y de mucho más.
¿Tu corta edad no fue obstáculo al asumir ser consejero nacional del PPD?
“Yo tengo dos grandes amigos en la política, con quienes hemos construido durante estos 17 años un proyecto de política colectiva y de convicción. Lo del consejero nacional del PPD más joven de Chile fue cuando tenía 21 años, y en algún momento fue también un proceso colectivo. Creemos en eso y hemos entendido siempre que debemos dar la pelea juntos por nuestras convicciones”.
¿Cómo fue asumir la gobernación y tener que enfrentar la emergencia del terremoto?
“Nunca esperé ser el primer hospiciano gobernador de la provincia de Iquique, fue un honor, un gran desafío que cumplimos con un tremendo equipo humano”.
“Después de los dos terremotos se necesitaba de acciones muy rápidas, pero por sobre todo imprimir un sello distinto, no podíamos ser autoridades escondidas detrás del escritorio, salimos a la calle desde las primeras horas, recorrimos toda la provincia desde los barrios de Alto Hospicio hasta la última caleta del borde costero de Iquique, llegamos donde nadie fue capaz de llegar, y enfrentamos todos los desafíos de frente y con la convicción de que cuando hay voluntad se puede transformar la vida de la gente. Hoy quedan muchas tareas por cumplir después de tres años, la más importante en mi opinión es dar solución definitiva a las cientos de familias que aún viven en barrios de emergencia, allí el gobierno sigue al debe”.
¿Qué te dejó ser gobernador? ¿Alguna enseñanza para compartir?
“Fue una gran experiencia, el vaso lo veo medio lleno, pero creo que tenemos un gran desafío por descentralizar Chile. Cuando fui gobernador pude conocer de primera fuente lo difícil que es ser autoridad regional, con pocas atribuciones, con recursos casi inexistentes. Las regiones necesitan más que autoridades para desfiles y cócteles, necesitan autoridades empoderadas con atribuciones, recursos y capacidad de resolver los problemas de los ciudadanos, de proyectar la Región”.
“Hoy existe una falta de visión de futuro en mi Región, no hay proyecto que convoque a la mayoría para resolver un proyecto de desarrollo regional de largo plazo. La descentralización no llegará regalada desde el centro del país, debemos ser capaces de crear conciencia, capital político y social que reclame la justa autonomía regional con competencias y leyes locales que nos permitan tener un desarrollo sustentable y acorde con la realidad y necesidades de los ciudadanos”.
Te dedicas a las consultorías, ¿Cómo compatibilizas la política con tu trabajo?
“El oficio del sociólogo me ha permitido contribuir a mi Región de diferentes maneras. Las consultorías que he realizado han sido siempre en el marco de cuestiones públicas, con equipos profesionales muy dedicados y donde he aprendido muchísimo con quienes me ha tocado trabajar. Siento que he colaborado con un grano de arena en diversas áreas más allá de la política. Compatibilizarlo es algo agotador, pero estoy en el momento preciso para esforzarme y trabajar, ya vendrá el tiempo de las recompensas. Todo llega”.
Con estudios en el extranjero, ¿crees que ello te ayudó a tener una mente más abierta para enfrentar a la sociedad chilena?
“Tanto la sociedad chilena como la sociedad mundial viven una crisis del compromiso. El modelo económico dominante ha construido una cultura individualista que ha desterrado lo público. Yo vivía en España cuando comenzó la crisis suprime, y cuando el mercado caía como piezas de dominó y comenzó a dejar a millones de personas sin empleo en todo el mundo, fueron los Estados, la Unión Europea, el Banco Central Europeo, los congresos, fue la política, el espacio público el único capaz de rescatar a esas miles de personas que quedaron a la deriva”.
“En Chile aún no logramos comprender con certeza que debemos volver a lo público, a comprometernos más allá de nuestras propias necesidades particulares. La crisis institucional que vivimos producto de los casos de corrupción en el sector privado y público aún no cuaja en una reflexión más profunda de hacia dónde debemos ir. La gente parece enojada y tener diagnósticos parecidos sobre los problemas, pero estamos lejos de tener consenso sobre las soluciones”.
“La discusión sobre mercado versus Estado debe ser superada, pero nos falta para aquello aún. Por eso es que estoy convencido que debemos descentralizar Chile, ya que esto permite que nos debamos hacer cargo de nuestro propio futuro sin tutelas, sin excusas desde el centro. Los problemas globales encuentran la solución en las capacidades locales”.
¿Cómo ves la política actual y los candidatos?
“¡Qué pregunta tan grande! Partiré diciendo que no creo en aquello de “las nuevas formas de hacer política” ni nada que se le parezca. Me parecen frases sin ningún contenido que apuntan más bien a un diseño estético que a una reflexión profunda. La política es la política y punto. Para mí es el espacio donde construimos sociedad y nos gobernamos, creo que nos hacen falta transformaciones en su marco institucional para hacerla más democrática y participativa. Requiere redefinir el desarrollo de la sociedad. Chile requiere urgentemente una nueva constitución que dé garantías para que la política pueda asegurar el bien común y no para favorecer los negocios de grupos particulares”.
“Sobre los candidatos, imagino que me preguntas por los presidenciables. Aquí responderé con una conclusión colectiva: No hay salvadores mesiánicos, esto requiere unidad y capacidad de muchos para lograr transformar y mejorar Chile”.
¿Por qué eliges el PPD y no otro partido?
“Yo milito en el PPD hace 17 años, me refiche porque creo en sus valores, en su declaración de principios y porque ha sido el espacio desde donde junto a muchos y muchas vamos construyendo la alternativa. Como en cualquier partido u organización siempre existen los problemas, pero cuando en la familia hay problemas, uno no cambia de familia, lo que debe hacer es afrontarlos y cambiar aquello que no se ha hecho bien”.
Guillier…. ¿Qué ves en él?
“El Senador Girardi dijo que Alejandro Guiller es un castigo a la política, que fue incapaz de interpretar y reflexionar sobre un nuevo proyecto de país para Chile. Alejandro Guillier sostuvo que ese diagnóstico era correcto hace una semana en un medio radial. Esto no es sólo una cuestión de programa, es de visión y proyecto. He tenido la oportunidad de conversar con Alejandro Guillier, y lo que más interesante me parece de él y de su opción presidencial, es que cree y entiende el clamor regional por la descentralización efectiva y empoderada. La descentralización no sólo beneficia a las regiones, también al centro que vive atrofiado, insostenible ambientalmente y con un aumento feroz de enfermedades psicológicas de sus habitantes. Espero que Guillier sea presidente para avanzar y transformar el modelo de Estado centralista chileno”.
¿Crees en eso de que hay que devolverle el poder a la gente?
“Nadie puede creer en el discurso del cambio, de que porque vamos a la urna una vez cada cuatro años las cosas van a cambiar. Eso es una irresponsabilidad y es propio de la cultura individualista con la que nos ha preformado el capitalismo. Debemos comprender que la forma en que transformamos nuestros barrios, ciudades, regiones y país, es con la capacidad de ir generando espacios colectivos y vinculantes de participación, donde superemos la disputa Estado-Mercado, y donde comprendamos que ya no podemos pensar en construir una sociedad sin pensar en su sostenibilidad ambiental. Los desafíos y cambios que trae el siglo XXI no pueden seguir resolviéndose con las recetas del siglo XX. Para todo eso es que debemos devolverle el poder y la responsabilidad a la gente mediante la descentralización de las regiones y ciudades, para gobernarnos nosotros mismos, para transformarnos y evolucionar se necesita compromiso”.
Ideas claras y una mirada crítica hacia la necesidad de empoderar a las regiones, son dos de las características que sin duda llevarán en el futuro a este sociólogo, a competir nuevamente por un cargo de elección popular.