Gonzalo Tampier: “Chile tendrá que avanzar rápidamente en la regulación de la zona económica exclusiva”

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Investigador principal de MERIC destaca que el desarrollo de la energía eólica marina en Chile enfrenta desafíos regulatorios, especialmente para proyectos más alejados de la costa


Una advertencia sobre la necesidad de actualizar el marco regulatorio chileno de las concesiones marinas que se adecúe a la Energía Eólica Marina Offshore hizo notar Gonzalo Tampier, ingeniero naval, académico de la Universidad Austral e investigador principal del Centro Tecnológico Meric (Marine Energy Research and Innovation Center), “Chile tendrá que avanzar rápidamente en la regulación de la zona económica exclusiva para estar a la altura del desarrollo de la energía eólica marina”.

Tampier explicó que, a nivel internacional, esta tecnología ha demostrado ser una alternativa viable y sostenible. “El primer proyecto de energía eólica marina se instaló en el Mar del Norte, en Dinamarca, alrededor de 1993, y desde entonces esta tecnología ha crecido significativamente en Europa, China y Estados Unidos”.

 

En Chile, la región del Bíobío se perfila como la más prometedora para un desarrollo inicial. “La región más idónea para una primera etapa sería el Bíobío y sus alrededores, porque reúne características ideales como buenos vientos, plataformas amplias y cercanía a zonas industriales.”

Sin embargo, los proyectos más lejanos enfrentan limitaciones legales. “La Ley de Concesiones Marinas se aplica solo dentro del mar territorial, pero los proyectos más alejados de la costa necesitarían un marco regulatorio adicional”.

Pese a las barreras, ya existe un interés creciente en esta tecnología. “Actualmente, hay ocho solicitudes de concesiones marinas en Chile, seis de ellas en la región del Bío Bío, lo que demuestra el interés, tanto nacional como internacional, en este potencial”.


Chile es un país con una costa impresionante. En ese contexto, ¿qué es la energía eólica marina?

Básicamente, la energía eólica marina es utilizar la energía de los vientos ubicando turbinas eólicas en el mar. Ahí hay dos formas: una podríamos hacer una analogía con un palafito, una casa en el mar sobre pilotes. Eso sería una turbina eólica marina fija al fondo, que se usa en aguas no tan profundas, no tan lejos de la costa. Luego, podríamos hacer la equivalencia con una casa flotante, que sería una turbina instalada sobre una plataforma flotante. De esa forma, puede estar ubicada más lejos de la costa, en mayores profundidades.

La gracia de la energía eólica marina es que aprovecha una tecnología ya disponible: las turbinas eólicas, que han sido desarrolladas y aprobadas. Combine esa tecnología con este sitio, que es el mar. En muchos lugares del mundo, sobre todo en Chile, tenemos vientos más intensos y constantes en el mar que en tierra, lo que la convierte en una alternativa interesante para el desarrollo energético de los países.


¿Han identificado algunas áreas más estratégicas para hacer este tipo de parques?

Sí, ciertamente. Chile tiene una costa impresionante, una de las más extensas del mundo, con más de 4.000 km. Claramente, se podría aprovechar la energía eólica marina en muchas partes, pero hay zonas más idóneas que otras. Esto depende de dos factores. El primero, por supuesto, son los vientos. Cuando las intensidades de viento promedian 7,5 a 8 metros por segundo, ya se vuelve tremendamente interesante. En Chile, eso ocurre fácilmente desde la zona central hasta el extremo sur.

El segundo factor tiene que ver con las profundidades. En Chile, no tenemos tanta ventaja como otros lugares del mundo, especialmente en la zona norte, donde el mar se vuelve rápidamente muy profundo debido a la Fosa de Atacama, dejando una plataforma continental muy estrecha. Sin embargo, a medida que nos desplazamos hacia el sur, empezamos a encontrar zonas con una plataforma más amplia, más o menos desde la región de Ñuble, pasando por Bío Bío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y, por supuesto, continuando en Aysén.

Un tercer factor importante es la cercanía para usar la energía generada. Ya sabemos, por experiencias como HidroAysén, que transportar energía por millas de kilómetros no es práctico. Actualmente, tenemos problemas para trasladar la abundante energía del Norte Grande hacia el centro del país. Por lo tanto, es clave que el potencial energético esté cerca de zonas más pobladas. Según nuestros estudios, en una primera etapa, la región más idónea sería el Bío Bío y sus alrededores.

Además, esa zona cuenta con un desarrollo industrial relevante para estas tecnologías, como industria pesada, astilleros y maestranzas de la Armada (Asmar) en Talcahuano, y varios puertos como Lirquén y Coronel. Esto crea un ecosistema atractivo para implementar la energía eólica marina.


¿En qué pie se encuentra Chile respecto a la energía eólica marina?

Primero, un contexto global: este tipo de energía existe desde hace más de 30 años. El primer proyecto se instaló en el Mar del Norte, en Dinamarca, alrededor de 1993. En esa región, que incluye Noruega, Dinamarca, Alemania, Países Bajos y Reino Unido, hay una plataforma continental extensa, con mares de baja profundidad, y una gran cantidad de proyectos operando desde hace años. Algo similar ocurre en China y Estados Unidos.

En nuestra región, Brasil es el país más avanzado en esta tecnología, con proyectos en etapas concretas, y Colombia ha identificado algunos sitios estratégicos. En Chile, aunque todavía no tenemos proyectos en desarrollo concreto, ya hay empresas interesadas que han solicitado concesiones marinas, un primer paso crucial. Actualmente, hay ocho solicitudes entre las regiones de Valparaíso y Ñuble, seis de ellas en el Bío Bío, lo que demuestra el interés, tanto nacional como internacional, en este potencial.


¿Cómo acompañan las políticas públicas este desarrollo? ¿Estamos preparados?

Aún no tenemos una política concreta, pero en marzo de este año, el Ministerio de Energía anunció que trabajará en una hoja de ruta con apoyo de un programa internacional de Estados Unidos de energías renovables. Esto es muy positivo. Ejemplos de Brasil y Colombia muestran que estas hojas de ruta son clave. Sin embargo, en Chile aún enfrentamos barreras importantes.


¿Cuáles son esas barreras?

Aunque Chile tiene un marco reglamentario claro para concesiones marinas, no está exento de polémicas. Por ejemplo, hay interacciones con la acuicultura y los espacios costeros marinos de los pueblos originarios. Además, faltan definiciones de política pública en cuanto a zonificaciones y aspectos específicos de la Ley de Concesiones Marinas, que sería necesario adaptar y mejorar para la energía eólica marina.

La Ley de Concesiones Marinas se aplica solo dentro del mar territorial (las primeras 12 millas náuticas o unos 20 km). Si quisiéramos instalar proyectos más alejados de la costa, como ocurre en Europa, donde están a cientos de kilómetros, necesitaríamos un marco regulatorio adicional. En ese caso, se debe recurrir al Convenio de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar), que regula las zonas económicas exclusivas.

En Chile, esta área está poco desarrollada, a diferencia de países como Brasil, que cuenta con un marco regulatorio sólido gracias a su experiencia con petróleo offshore. Lo mismo ocurre en Estados Unidos y en Europa. Chile tendrá que avanzar rápidamente en este aspecto para estar a la altura del desafío.


Revista la entrevista completa aquí:


 

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