Gracias a la capacitación hay oportunidades para todos

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Por: Marco Berdichevsky B. Vicepresidente de Recursos Humanos en Finning South America


El compromiso de Finning con el desarrollo de la responsabilidad social empresarial incluye por cierto, y en primerísimo lugar, los planes formativos.

Se trata de una obligación que nuestra empresa se autoimpuso hace ya muchos años y que, según cuenta la historia, se inició en Canadá en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando dos oficiales del ejército de ese país contactaron a Earl Finning, fundador y propietario de la firma, para solicitarle que organizara un programa de entrenamiento para los mecánicos y operadores  del transporte que se estaba usando en el conflicto bélico.

La  misión, que fue cumplida exitosamente por los más destacados técnicos de la empresa, le valió a Finning recibir el Premio de las Fuerzas Armadas de Canadá,  el mayor reconocimiento que se puede dar a una organización civil por su contribución al esfuerzo de la guerra en su país.

Ese espíritu de servicio que ha pasado a ser un sello de nuestra empresa es el mismo que nos mueve hasta el día de hoy y el que nos ha llevado a trabajar con distintas instituciones nacionales para aportar y compartir nuestros conocimientos con las mujeres, los estudiantes, los jóvenes infractores de la ley y,  hoy también con los migrantes.

La capacitación nos permite dar un salto al desarrollo y al ponerla en práctica a lo largo de todo nuestro país podemos contribuir a la productividad de Chile desde sus regiones.

Celebramos la participación de las mujeres en estas capacitaciones, pues ellas,  los jóvenes y las personas con capacidades diferentes representan una prioridad para las políticas de estado en materia de capacitación e incorporación al mercado laboral, lo que también para Finning  es un eje importante en su estrategia de Diversidad e Inclusión.

Prueba de ello fue este 2018 el desarrollo de un Manual de Herramientas Pedagógicas con Enfoque de Género, iniciativa que surgió  a partir del programa “Género y Decisiones Vocacionales: promoviendo la participación de mujeres en disciplinas STEM” que -desde 2016- ejecutamos exitosamente  con la Secretaria Regional Ministerial de Educación y con  ComunidadMujer.

Así como también, nos interesa destacar  la actividad, denominada “Género y Educación Técnico-Profesional: brechas y desafíos”, cuyo objetivo fue  debatir y reflexionar acerca de cómo operan los estereotipos de género en las decisiones vocacionales de hombres y mujeres, y conocer la experiencia que, en la materia, tiene el Complejo Educativo Juan José Latorre Benavente de Mejillones, cuyas cifras nos avalan pues cada día hay más alumnas postulando a especialidades de Mecánica y Electricidad

Si bien la capacitación se define como el conjunto de actividades didácticas, orientadas a ampliar los conocimientos, habilidades y aptitudes de las personas,   en Finning no nos parece suficiente si no se considera prioritariamente la necesidad natural del ser humano de encontrar satisfacción en el trabajo. Se trata entonces de potenciar a las persona, no sólo desde una perspectiva de rendimiento, sino también desde una óptica de significación del trabajo y del desarrollo de las capacidades que cada uno posee.

Por otra parte estamos convencidos de que la capacitación debe ser entendida como un proceso continuo, dirigido a proporcionar conocimientos y desarrollar competencias destinadas a mejorar el desempeño y la calidad de vida en el trabajo, por lo que los instamos a seguir siempre perfeccionándose.

El resultado que busca la capacitación en Finning  es el desarrollo  de las personas.  Con ello, abrimos oportunidades y cambiamos vidas… las de quienes se capacitan y también las nuestras porque compartir conocimientos es altamente gratificante.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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