Por: José Miguel Castro B. Diputado Electo por Antofagasta
Acercándose al 11 de marzo se ha hecho recurrente en mí la pregunta de cómo hacer bien la pega en mi período como diputado, y cuál será la calificación que me pondrán los electores al final de los próximos cuatro años. Seré consistente y estaré a la altura del cargo? es lo que me pregunto, y d{onde debe estar el foco de mi gestión; un foco fiscalizador, será la realización he impulsión de la mayor cantidad de leyes para solucionar los agobios de nuestra sociedad y nuestra segunda región?.
En fin, son tantas las cosas por hacer y emprender que voy anotando tema por tema, para intentar dar soluciones y mejoras a todas las inquietudes y sugerencias de los vecinos de mi zona, y así no dejar nada en el tintero. Pero, la pregunta que se transforma en ansiedad sigue dando vueltas.
En un reciente coloquio para entender como ser mejor parlamentario, apareció una lámina que tenía una verdad incuestionable para todos los chilenos, el Congreso de Chile es la institución peor evaluada, según la encuesta Cadem está más abajo que el Banco Central, gremios empresariales, televisión, la fiscalía, la iglesia, la CUT, la ANF y a cualquiera que le pongan por delante. Ahí estaré yo, y eso me permea, me hace parte de esta percepción, y ahí también está la solución y respuesta a la pregunta, ese tiene que ser el principal foco.
La mayor tarea de los nuevos parlamentarios, es cambiar la cara del Congreso para las personas y ciudadanos de nuestro país. Si soy capaz de demostrar a la gente de mi región que uno puede trabajar para que todos crezcamos, que las fiscalizaciones no tienen sesgo, que los nuevos congresistas no estamos contaminados con prácticas cuestionadas y sancionadas, estaré contribuyendo a generar confianzas y podré convencer a la típica persona que me encontraba en campaña, y que al intentar hablarle me respondía “no estoy ni ahí con la política, todos son iguales y todos son ladrones”, que su voto sí puede hacer la diferencia. Si logro hacer esto, es porque todas las atribuciones y labores que me fueron encomendadas las realicé bien y aporté a mi región y a su gente.
Si soy capaz de traspasar eso a mis nuevos colegas y hacer un parlamento con una mirada más social, podré no solo recibir una buena nota, sino también dejarle a mis hijos, un testimonio positivo del paso de su padre por el Congreso.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.