La azarosa vida del criminal nazi Walther Rauff antes de radicarse en Chile

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Por: María Soledad de la Cerda Etchevers. Autora de “Chile y los hombres del Tercer Reich”


La muerte de Walther Rauff Richter, el 24 de agosto de 2017, pasó totalmente inadvertida, y de ella solamente dio cuenta  un parte de defunción publicado en El Mercurio días más tarde. Ello, aunque se trataba de uno de los hijos  de Walther Rauff Bauermeister, el criminal nazi  responsable de la muerte de 90 mil judíos que vivió en Chile  durante 26 años y que falleció en 1984.

Con el fallecimiento de Walther hijo, a los 77 años de edad, probablemente se fueron también a la tumba los recuerdos del último sobreviviente del clan familiar Rauff Richter, lo que hará prácticamente imposible atar los cabos sueltos y despejar las dudas que aún rondan en torno  al verdadero rol que jugó su progenitor durante la Segunda Guerra Mundial.

De lo que sí hay certeza es que su padre Hermann Julius Walther Rauff Bauermesiter nació el 19 de junio de 1906 en Köthen, Anhalt Sajonia, como hijo único de un empleado bancario y de una dueña de casa.

Pasó su infancia y juventud temprana en Nagdeburg  y en 1924, inmediatamente después de graduarse de un Gypnasium, Rauff se alistó en la armada alemana de la que egresó como alférez en 1928. Dos años más tarde fue ascendido a teniente y en 1935 obtuvo el grado de capitán. En el curso de su carrera naval fue asignado a varios barcos y recorrió España, los países escandinavos, América Central y también América del Sur, incluyendo un paso por Chile a bordo del navío “Berlín” en su etapa de cadete.

Rauff renunció a la marina el 31 de diciembre de 1937, según él por “razones personales”, pero lo cierto es que habiéndose casado en 1934, en el otoño del 37 se divorció de su primera esposa, hecho que según su propio relato se debió a la incapacidad de ella para tener hijos, pero que de acuerdo a los archivos que existen en la Armada, fue a causa  de un adulterio. Si bien se omite el nombre del culpable,  todo hace suponer que fue Rauff, ya que muy pronto se volvió a casar con una mujer ocho años mayor que él y cuyo primer hijo nació a los cuatro meses de ocurrida la boda.

Su segunda mujer, Edith Richter, había nacido en 1898 y debió sortear algunas dificultades para casarse con el que, justamente por esos días, se había unido como militante al nazismo, pues la mujer tras enviudar  de un hombre de apellido Knacke -con quién tenía un hijo-  se había vuelto a casar en 1931 con el abogado judío Richard Glogauer, a su decir, apremiada por las dificultades económicas.

Inmediatamente después de renunciar a la Marina, ayudado y aconsejado por su amigo Reinhard  Heydrich[i], Rauff ingresó a la policía de seguridad  y se convirtió en miembro de la SS (Schutzstaffel o ‘escuadrón de protección’ que era el nombre de la fuerza paramilitar del partido nazi) el 1 de septiembre de 1938.

Trabajó en la Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA) hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y por propia voluntad  se reintegró a la marina el 1 de mayo de 1940 desempeñándose como comandante de una flota de barre minas en el Canal de la Mancha. A petición de Heydrich, se retiró definitivamente de la armada en abril de 1941 con el rango de capitán de corbeta y se incorporó nuevamente a la policía de seguridad. Posteriormente viajaron juntos a Praga, donde el primero se desempeñó como Reichsprotektor, y Rauff como su mano derecha, eso hasta que Heydrich fue víctima de un atentado por parte de un comando checoslovaco el 27 de mayo de 1942, y a que tras una dolorosa agonía, falleciera el 4 de junio, lo que llevó a Rauff de vuelta a Berlín.

En 1942 fue asignado a Túnez, como jefe de un equipo de comandos, y luego se trasladó a Italia, donde permaneció  hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, desempeñándose como coronel de las SS, policía secreta del Tercer Reich. Fue en ese período, de acuerdo a múltiples reportes desclasificados en los últimos años, que Rauff en calidad de doble agente, habría estado colaborando con los aliados durante  los años 1943 y 1944, una vez que llegó a la convicción que Alemania perdería la guerra.

Se sabe también que  los intermediarios de sus negociaciones con  Allan Dulles alto oficial de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) y posteriormente primer director civil de la CIA, fueron el arzobispo de Milán, Ildefonso Schuster; su secretario Giuseppe Bichierai y otras importantes autoridades religiosas. Esos mismos archivos desclasificados  son los que dan cuenta que a juicio de sus propios ex camaradas nazis, Rauff era considerado como un hombre frío y egoísta, movido únicamente por sus propios ideales, y capaz de hacer cualquier cosa para su beneficio personal. No es de extrañar, entonces, que finalizando la guerra se rindiera ante el ejército americano el 30 de abril de 1945, tal como había convenido con ellos tres días antes. Luego de ser interrogado, el 22 de mayo quedó detenido en el campo de concentración de Rímini, en el norte de Italia. Luego de esto, el ejército americano evacuó un completo informe sobre Rauff  en el cual reafirma lo dicho sobre su personalidad, señalando que se trata del típico oficial nazi de alta jerarquía que tiene conductas gansteriles, y lo define como malicioso,  cínico, déspota, astuto y desconfiado, más que inteligente. Se añade también que se niega a colaborar con los aliados, que consideraba que sus actividades durante la guerra eran un hecho normal, por lo que finalizaba recomendando que, si no se le eliminaba, debía permanecer preso de por vida por constituir un verdadero peligro.

Aun así no se tomaron los debidos resguardos y Rauff, ayudado por un sacerdote católico según contó posteriormente,  escapó  el 29 de diciembre de 1946 y llegó a Roma, usando como seudónimo el nombre de “Doctor Homsi”. Allí encontró refugio en los conventos de la Santa Sede, gracias a los contactos que había establecido con la Iglesia durante la guerra.

En noviembre de 1948, junto a su mujer y sus hijos, quienes habían escapado de la zona rusa de Alemania ayudados por los americanos, viajó a Siria para desempeñarse como asesor de inteligencia de ese país. Sin embargo, en marzo de 1949, tras un golpe de estado, fue arrestado nuevamente y acusado de haber empleado dispositivos de tortura con los judíos de ese país. Otras versiones señalan que fue objeto de diversas acusaciones no detalladas,  y que fue despedido por su ineficiencia.  Tras ser liberado, viajó a Beirut donde según se ha dicho comenzó a trabajar para la inteligencia británica.

Viajando con  un pasaporte internacional de la Cruz Roja, regresó a Italia, y usando nuevamente un nombre falso, se instaló en el Hotel Gallia de Milán, desde donde viajaba periódicamente a Roma y también -al menos una vez- a Alemania. Es en esa época, según algunos viejos informes, tuvo contacto con la inteligencia israelí, que presumiblemente lo empleó como agente en el mundo árabe. Su conocido pasado antisemita fue lo que le permitió trabajar para ellos.

En paralelo, se dice que Rauff habría  intentado ser contratado como agente por los americanos, y que también evaluó la posibilidad de volver al medio oeste, probablemente a Egipto, país en el que tenía buenos contactos con el rey, así como también con el presidente de la Liga Árabe.

Cuando esos intentos fracasaron, usando el nombre de Walter Alff y premunido de un pasaporte sirio, se embarcó en Génova a bordo del SS Conte Grande rumbo hacia Sudamérica, en un viaje supuestamente pagado  por los servicios de inteligencia británicos. En noviembre de 1949 se radicó en Quito, Ecuador,  donde trabajó primero como mecánico de automóviles, y luego como vendedor de las firmas Parke Davis y Bayer.

En mayo de 1950, los oficiales de la inteligencia italiana comenzaron a interceptar la correspondencia que mantenía con sus contactos en Italia, porque se sospechaba que estaba estableciendo una red de inteligencia que operaría desde Ecuador, lo que finalmente no se pudo probar. Posteriormente, un informe del año  1953 lo ubica en Buenos Aires, donde se le señala como líder de un grupo anticomunista.

En 1955 su hijo Alf ingresó a la Escuela Naval, y Walther junior  a la Escuela Militar, ambos en Chile. Las solicitudes de ingreso a las Escuelas fueron patrocinadas por el general Carlos Prats, ex comandante en jefe del Ejército chileno, ministro del Interior del gobierno de Salvador Allende, quien murió  junto a su esposa en un atentado perpetrado por agentes de la DINA en Buenos Aires, el 30 de septiembre de 1974.

Walther padre y su mujer llegaron  a radicarse en Chile el 24 de octubre de 1958, y él comenzó a trabajar en la firma de Sara Brown en Punta Arenas. Al año siguiente ingresó a la empresa Goldman Jahnsen en esa misma ciudad. El 26 de noviembre de 1959 obtuvo la residencia permanente en nuestro país y al año siguiente sus dos hijos recibieron la ciudadanía chilena.

Sin embargo hoy se sabe que esos no fueron los único trabajos que desempeñó en sus primeros años en nuestro país, ya que entre 1958 y 1962 Rauff, que también fue conocido como “Enrico Gómez”, estuvo al servicio de la Inteligencia alemana, pero eso, al igual que su posterior detención y juicio, así como su fallecimiento el 14 de mayo de 1984, son parte de otra historia, de la vida y muerte de Walther Rauff en Chile.

Edith Richter Schulze, murió víctima de cáncer en Santiago el 15 de septiembre de 1961. Alf Jüergen Rauff Richter falleció en 2008 en Costa Rica, país en el que junto a su familia se había radicado hace años, y Walther hijo, como ya se ha dicho el 24 de agosto del año pasado.

[i] Reinhard Heydrich, “el carnicero de Praga” o “el verdugo de Hitler”, fue uno de los más reconocidos criminales nazis. Jefe de seguridad del III Reich e  ideólogo de la ‘solución final’ para el exterminio de millones de judíos. Fue asesinado por un comando checo.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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