Por: Pedro Álamos. Gerente General de Sistema de Gestión ProREP
Aunque es precipitado hacer un diagnóstico, una de las principales lecciones que nos han dejado estos seis meses de la etapa de Envases y Embalajes de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), es que los plazos se cumplen y en esto el Ministerio de Medio Ambiente tuvo un rol fundamental para despejar las incertidumbres y hacer que la normativa partiera en la fecha establecida.
Para el sector no domiciliario o industrial, es el turno de cumplir las metas, asumiendo la responsabilidad medioambiental de representar el 40% del total de los residuos de Envases y Embalajes generados a nivel nacional. Las empresas que ya están adheridas a los Sistemas de Gestión, a pesar de ser solo el 15% o 20% del total que está afecto a la Ley, han comprobado la necesidad de hacer la transición, entendiendo que la Ley REP es una herramienta para cumplir sus objetivos sostenibles y aprovechar las oportunidades que ofrece la industria circular, minimizando los residuos y/o utilizándolos como nuevas materias primas para sus procesos.
El desafío hacia adelante es abordar la otra vereda, a las empresas que aún no se han sumado, por desconocimiento o desinterés. Sin duda debemos considerar que, durante los últimos años, la preocupación central de las empresas ha sido subsistir en un escenario económico complejo, por lo que el foco medioambiental ha quedado relegado a un segundo o tercer plano.
Pero eso no es excusa para hacer oídos sordos, porque el no cumplimiento significará altas multas cuando la Superintendencia de Medioambiente comience este año con las fiscalizaciones, que sabemos irán por las empresas que aún no están adheridas a algún Sistema de Gestión, y por otro lado, por los Sistemas de Gestión que hayan cumplido las metas del año 2023.
Otro cambio necesario será descentralizar la mirada, porque en regiones existen sectores productivos que no cuentan aun con la información o apoyo para cumplir con la Ley REP, junto con reforzar el trabajo entre el sector público y privado, y expandir los canales de comunicación hacia las empresas.
En esta tarea, todos los actores del ecosistema deberán tener un rol activo: autoridad ambiental, productores y consumidores industriales, Sistemas de Gestión, gestores y valorizadores de residuos, recicladores de base, etc. La búsqueda constante en materia colaboración e innovación será la fórmula para abordar con éxito las metas de los próximos años, que irán aumentando progresivamente para aumentar las tasas de recolección y reciclaje.
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