Oasis de Calama

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Por: Luis Caprioglio Rabello. Administrador Público – Ex Consejero Regional Antofagasta


Cada vez que se inicia un proceso eleccionario, surge el Oasis de Calama como una bandera de lucha, que en la práctica concita a muchos adeptos, pero que en la realidad solo se convierte en una frase que comercialmente vende.

Para entender la afirmación se hace necesario aclarar qué es un Oasis: “Paraje aislado en el desierto en el que hay agua y crece la vegetación”, es decir que por definición es correcto hablar de Oasis de Calama, pero que en la intención de preservación y protección del ecosistema, no existe en el marco normativo ambiental de Chile, una definición jurídica de Oasis. Lo más cercano que existe para conservar un ecosistema como el nuestro es a través del Ministerio de medio ambiente en las modalidades de patrimonio ambiental, desde la más restrictiva que es la figura de parque, reserva, monumento natural hasta santuario de la naturaleza que es la figura más simple y que depende de Monumentos Nacionales.

Otra arista a considerar, son las competencias y las atribuciones jurídicas de cualquier Municipio del país sobre su territorio local (Ley N°18.695). En esta figura orgánica de las Municipalidades, se definen como corporaciones autónomas de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio cuya finalidad es satisfacer las necesidades de la comunidad local. Conforme al art.2° y a sus literales a) b) y e), que tienen incidencia directa en la definición del uso del suelo del territorio local.

En otra escala jerárquica administrativa, el nivel Ministerial, es otro actor relevante en la administración del suelo rural del Estado. En esta temática territorial, es el Ministerio de Agricultura a través de sus Secretarias Regionales Ministeriales y su accionar científico-técnico en el territorio, representado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

La relevancia de conocer a los diferentes actores sociales conforme se entiendan sus competencias y atribuciones jurídicas, será posible buscar algún modelo que integre una propuesta para sostener una propuesta concreta. Esto podría ser la declaración oficial de algún “área o zona geográfica” con valor patrimonial o ambiental. Para ello se debe elaborar una iniciativa de carácter técnico – jurídico con enfoque holístico e integral con las necesidades actuales de la población local, atendiendo las necesidades habitacionales, industriales, agrícolas y ambientales.

El tema no es sencillo aunque sí interesante, especialmente para quienes queremos a Calama y conocemos el territorio. Es necesario crear conciencia y al mismo tiempo abrir este debate para que en el parlamento se pueda legislar, lo que generaría una verdadera protección y conservación en donde puedan coexistir en armonía las diferentes actividades humanas y silvestres en un acoplamiento armonioso y equilibrado de los oasis.

Para ello se requiere que en las próximas elecciones se evalué los aportes que han entregado en esta materia los parlamentarios en ejercicio y que no sólo se queden con la frase de defensa del “Oasis de Calama” si no que acompañen con hechos su gestión o que en esta ocasión presenten sus propuestas al electorado.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

 

 

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