Por: Katherine López A. Doctora en Educación Universidad de Granada. Rectora Universidad de Aconcagua
Una sociedad desarrollada asume que tanto mujeres como hombres sean reconocidos como sujetos de derecho y obligaciones en igualdad de condiciones, camino en el que nuestro país, desde el punto de vista institucional, apenas comienza a transitar con el recientemente creado Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.
Ello nos exige abordar con rigurosidad los temas de equidad de género, lo que implica considerar este enfoque desde ya en todas las esferas de la vida nacional. Uno de los más importantes de ellos es la formación de capital humano calificado en y para las regiones-territorios, y en ese marco avanzar en escenarios de equidad de las posibilidades de acceso al trabajo y de remuneraciones, entre otros aspectos, materias en las cuales hay enormes brechas e inequidades.
En este ámbito las instituciones de educación superior con vocación regional tienen una gran responsabilidad en la instalación de políticas orientadas a la equidad de género, que permitan progresar en la formación y en una cultura de capital humano calificado con igualdad de condiciones y oportunidades.
No hay otro camino. El logro de un desarrollo sostenible con equidad social-territorial y en democracia, la dinamización de las potencialidades productivas de los distintos grupos poblacionales, el acceso a niveles crecientes de competitividad y la generación de nuevas oportunidades de empleo, pasan necesariamente por el incremento de la calidad del capital humano y, por tanto, no pueden ser asegurados sin que haya total participación de las mujeres.
Estamos entonces, ante un nuevo y desafiante reto para los sistemas y políticas de formación, que consiste en la inserción en ellos de la dimensión de género de manera integral, de modo de asegurar que las necesidades y especificidades de las mujeres sean realmente asumidas y que se conciba el derecho de las mujeres a la formación como un derecho humano fundamental y una herramienta vital para promover y fortalecer nuestro capital humano regional, su empleabilidad e inserción laboral con equidad.
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