Por: José Miguel Flores. Socio y Director Ejecutivo de Flores Acevedo Abogados
Comprender los cambios y adaptarse a ellos, es lo básico que se les debe requerir a los líderes hoy en día. El antiguo dicho “el que pestañea pierde”, parece muy adecuado para los tiempos que vivimos, donde todo pasa muy rápido.
Ya no basta con saber dirigir equipos o tener el don de mando. Los líderes deben tener la capacidad de enteder el entorno, sus actores críticos, identificar sus intereses, anticipar sus necesidades y construir soluciones que satisfagan lo transaccional, pero por sobre todo lo relacional.
Las relaciones de largo plazo basadas en la confianza, son un imperativo en nuestra realidad.
La vinculación con las personas o los equipos de trabajo a través de una relación abierta, cercana y empática, impulsan un cumplimiento colectivo de objetivos, otorgando la agilidad necesaria para los nuevos tiempos, cuyo sello es el creciente uso de la tecnología y la innovación permanente.
Por eso, para poder proyectar o visualizar una empresa a futuro se deben implementar procesos y modelos ágiles, compuestos por personas de espíritu emprendedor, que tengan la capacidad de irse adaptando a la velocidad de los sucesos, pero no a toda costa, sino que siempre evaluando y considerando los alcances que puede tener hacia el entorno.
Ya es imposible tener un ritmo basado en el individualismos y en las aptitudes personales. Las empresas deben tener equipos inspirados, con líderes motivadores y transformadores, generadores de cambio, sin miedo a lo que viene.
Los focos estratégicos están dados fundamentalmente por la capacidad de interpretar y sobre todo entender. “Hablamos mucho de conocer y poquísimo de entender”, decía Humberto Maturana, entregando las bases de lo que hoy es básico para poder garantizar la sostenibilidad de cualquier empresa o proyecto.
Tener sensibilidad social, política y ambiental, permitirá entender las necesidades de los clientes y los equipo de trabajo, como también desarrollar soluciones, productos o servicios innovadores y de alto valor, ya no solo para los dueños o accionistas, sino que para los trabajadores, las personas y el entorno en general.
Estos son los drivers que conforman la columna vertebral de una empresa exitosa, su razón de ser y de permanecer.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.