Por: Fredy H. Wömpner. Economista, Director Instituto Humanismo Cristiano
El emprendimiento puede transformarse en una plataforma de movilidad social, tanto para el sustento de una familia como también para aquellos técnicos o profesionales que lo escojan como opción laboral. En Chile de un total de 1.865.860 emprendedores, 709.933 son mujeres, lo que representa un 38,1% del total y casi un 27% de ellas cuenta con educación superior técnica o universitaria y un 27,3% ha recibido algún tipo de capacitación para iniciar su negocio.
Según el Reporte GEM 2018-2019, Chile se ubica en el tercer lugar del mundo en países con mayor actividad emprendedora en etapas iniciales, considerando que el promedio de los países de la OECD, fue de 8,9%.
El estudio indica que el ecosistema de emprendimiento chileno logra mejorar subiendo hasta el 25,1%. Además, nuestro país es una de las economías del mundo donde más ha crecido dicho indicador, al pasar de un 13% en 2008 hasta el 25,1% actual, siendo las áreas en las que sale mejor ubicada nuestra economía, las que se relacionan a emprendimientos con innovación o economías colaborativas.
Desde la perspectiva metodológica del GEM, este indicador reflejaría que casi la mitad (47,2%) de los empresarios chilenos en etapa inicial (menos de 42 meses), son innovadores, mientras que en relación al origen de sus emprendimientos, un 18,6% de los emprendedores iniciales está relacionado con aprovechar una oportunidad de negocio versus el 5,9%, que se relaciona a la necesidad de la obtención de ingresos.
Con respecto a las características del emprendedor chileno, este se puede definir como una persona bordeando los 40 años, de clase media y cerca de la mitad se encuentra desarrollando sus negocios en sectores relacionados a consumidores finales (venta de bienes o servicios). Asimismo, el 47% de los emprendedores en etapas iniciales y el 41% de los emprendedores establecidos consideran que su negocio ofrece productos o servicios que son novedosos para sus clientes.
Finalmente, cabe considerar que nuestro país también fue reconocido recientemente como la nación que cuenta con el mejor ecosistema para emprender en Latinoamérica, según el Índice de Emprendimiento Dinámico (IDE) 2018 elaborado por el think tank Prodem. Según reflejó el estudio, el emprendimiento y la innovación son términos que ya están instalados en el quehacer económico y social de Chile, lo cual ha quedado de manifiesto en el aumento de las cifras de creación de nuevas empresas. Además, el emprendimiento en Chile sigue creciendo, somos el país de la OECD que tiene un mayor número de personas en edad adulta que realizan actividades de emprendimiento.
Tenemos así un escenario que parece augurar un buen pronóstico, especialmente para aquellos que ven en el emprendimiento un motor de movilidad social, y a pesar de haber sido escrito probablemente hace miles de años, el antiguo refrán oriental que dice “No le des peces al hombre, sino que dale una caña y enséñale a pescar” sigue estando muy vigente.
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