Por: Carlos Segura. Gerente de Marketing de Ecomsur
Hace ya un par de años atrás, el factor sorpresa era una herramienta bastante utilizada por las marcas para presentar sus productos o simplemente para generar más atención por parte de los consumidores. Muchos de los que sobrepasamos los 30 años recordaremos esas campañas en afiches de metro, comerciales de televisión, diarios y revistas, que hacían un llamado a través de mensajes misteriosos a prender los televisores en una hora específica, donde finalmente se daba a conocer, en lo que se podría considerar una cadena nacional, el nuevo producto o concurso.
Parecía que el factor sorpresa ya no iba más, que no era de interés para las personas, pero una vez más el consumidor nos demuestra que lo desconocido sigue siendo una buena manera de capturar su atención y que aún están dispuestos a dejarse sorprender.
Así lo pudimos observar este año durante el CyberDay con la Coke Box, una caja misteriosa que a través de un ¿Te atreves a comprarla sin saber lo que hay dentro de ella?, invitaba a la “aventura” al momento de comprarla. Lo que para algunos pudo ser una apuesta arriesgada, para micocacola.cl y las cifras alcanzadas definitivamente fue una apuesta llamativa y muy exitosa.
Otro ejemplo de esto es lo que realizó Abcdin con su Cyber Box. El año 2019 decidieron vender cajas misteriosas a quienes estuvieran atentos para comprar, ya que estas se publicaban sin previo aviso en el sitio web de la empresa y solo había 20 en stock de cada una, lo más llamativo es que te aseguraban que en su “interior” venían productos de alta gama como un scooter eléctrico o un notebook. Fue tal su éxito que este año la empresa decidió venderla sin restricciones, para que todos quienes quieran aventurarse, puedan ser parte de esta experiencia.
Esto nos dice que si en algún momento se creyó que los consumidores no querían sorpresas y no tenían tiempo para esto, hoy se demuestra lo contrario. Tal como lo menciona Kantar en su Barómetro Covid 19 – Ola 3, lo que hoy buscan los consumidores es volver a lo básico, en este caso, ser sorprendidos y sentir la emoción que genera abrir un regalo, independiente de que este sea comprado para uno mismo.
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