Por: Patricio Carrasco. Coordinador de extensión de Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural
En un contexto de crisis y nuevos escenarios de cambio, vale la pena remirar qué otras expresiones fuera del clientelismo podrían tener la relación entre política y sectores rurales en Chile. La tesis clientelar se ha sostenido con fuerza desde la investigación, advirtiendo que el desempeño de la política en estas zonas no se define tanto por preferencias programáticas o ideológicas de la ciudadanía, sino que se explica en gran parte por relaciones personalistas y asistencialistas.
¿Habrá cambiado algo en el último tiempo? Revisando el historial de votaciones desde las presidenciales de 2017 a la elección de gobernadores regionales de junio de 2021, las comunas rurales muestran en promedio menores niveles de participación electoral que sus pares urbanas y mixtas (según la categorización de comunas en función de la clasificación establecida por la Política Nacional de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura que define comunas rurales, urbanas y mixtas).
Y aunque en el proceso democrático más convocante y épico de la historia del país, el plebiscito de 2020, la participación electoral rural estuvo 16 puntos porcentuales por debajo de la urbana, los comicios de mayo de 2021 nos relevaron un mejor panorama.
En estas elecciones, según datos del SERVEL, las comunas rurales lograron en promedio 51% de participación electoral, ubicándolas ocho puntos porcentuales por encima de las urbanas y cinco sobre las mixtas. Este fenómeno de mayor nivel de votación en sectores rurales sobre urbanos aparece en todas las regiones del país, a excepción de la de Los Ríos, dado que aquí se mantienen similares tasas de participación entre zonas.
Para complementar, los resultados obtenidos entre las elecciones del plebiscito del 2020 y las votaciones de mayo de este año (convencionales, gobernadores regionales y municipales) también dan cuenta de un escenario alentador para el sector rural. La participación electoral de estos territorios tuvo una variación promedio de 13%, donde 158 de 185 comunas rurales muestran un aumento en sus porcentajes de votación. Mientras tanto, las comunas urbanas y mixtas registraron variaciones de -11% y 0%, respectivamente.
Aunque la presencia de candidaturas a concejales y alcaldes en el voto de mayo, así como la tradición clientelar indagada por la investigación, podría explicar el aumento del número de votantes en comunas rurales, parece necesario no sobrevalorar estas causas para indagar y comprender qué moviliza hoy a los territorios rurales.
Estudiar cuáles son las causas de este actualizado retrato es una tarea necesaria, pero también lo es reconocer que los territorios rurales de Chile están gritando por auxilio. El aumento de la participación electoral en comunas rurales durante este periodo podría ser una señal, pero tampoco debemos olvidar que la persistencia y proliferación de conflictos socioterritoriales en estas zonas (como la crisis hídrica y los desastres medioambientales, ambos asociados a los modos de producción y a la explotación extractiva) podrían ser razones suficientemente fuertes para movilizar a una población a involucrarse en los asuntos públicos.
La relación entre política y sectores rurales en Chile pareciera ser más profunda en este nuevo contexto. Aceptando esa profundidad y conociendo las dificultades y vulneraciones de vivir en estos territorios, es imprescindible que los próximos procesos democráticos sean reparatorios, justos, inclusivos e incidentes con todas las personas que viven en comunas rurales. El grito rural del nuevo Chile debe ser escuchado y debidamente canalizado de aquí en adelante, y el proceso constituyente es el momento preciso para comenzar.
Desde Rimisp invitamos a todas las personas y organizaciones involucradas en éste a sumar las voces rurales a la deliberación, especialmente a quienes integran la Comisión de Participación Popular y Equidad Territorial de la Convención Constitucional.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.