[Opinión] EL “Orden” violento de Kast y la Reforma cohesiva de Boric

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Por: Esteban Valenzuela Van Treek. Académico. Presidente (s)  Federación Regionalista Verde y Social


La gran mayoría aspira a un Chile más justo, verde y fraterno que tiene tres vigas maestras: La nueva Constitución que avanza a un modelo equilibrado en que la sociedad y el cuidado ambiental prima sobre el mercado y el Estado en una democracia avanzada; el momento democrático social para lograr, tras la larga transición desde neoliberalismo, acercarnos a un tributación promedio de la OCDE en base a un estado social eficiente y descentralizado; y el nuevo orden es una convivencia con soporte comunitario, respeto a la diversidad y  seguridad estructural en base a la justicia e  instituciones con control social.

Kast es la multiplicación de la violencia en su historial legitimador de la violación de los derechos humanos, cosmovisión ultra reaccionaria y neoliberalismo duro que promueve la jibarización de lo público y lo social. Lo conocí en la UC golpeando opositores que protestábamos en forma pacífica aliado a los sectores más duros del gremialismo y retazos de movimientos nacionalistas.

Ha sido negacionistas de los derechos humanos, no defendió la vida y apoyó la censura al Cardenal Silva en la propia Universidad “Católica”, fue de los apologetas de los pedófilos de Colonia Dignidad, ninguna palabra como parlamentario de reparación a las cientos de víctimas en Paine que representó como diputado, el  lugar de mayor cantidad de muertes bajo la dictadura.

Kast niega la corrupción y privilegios de las instituciones uniformadas, se negó al acuerdo por una nueva Constitución, sigue opuesto a reconocer la plurinacionalidad y los suyos denostan a nuestros pueblos/naciones originarios; estigmatiza a emigrantes negando su propio origen familiar. Se dice patriota y saca parte de sus dineros a paraísos fiscales para evadir y/o eludir impuestos, además de promover un neoliberalismo autoritario que nos ha llevado a la desigualdad y el malestar estructural. Sobre lo último no es el único responsable, la centro izquierda concertacionista morigeró los aspectos más duros, pero no tuvo coraje para generar mayor tributación, terminar con los privilegios, avanzar en descentralización y plurinacionalidad e ir a reformas modernas en línea con las democracias igualitarias de la OCDE.

Boric es la opción de la paz duradera que se funda en un pacto social profundo con la diversidad de Chile, ya que la coalición Apruebo Dignidad expresa voluntad de política de hacer las transformaciones necesarias y acompañar el proceso de implementar la nueva constitución. Por cierto, en pactos de gobernabilidad y/o gobierno con partidos y movimientos de la centro izquierda “tradicional” que se comprometan a acuerdos programáticos explícitos en el sistema integrado, público y eficiente previsional y salud, así como en el empoderamiento de los territorios con rentas y fondos de convergencia.

Desde antaño, corrientes comunitaristas, indigenistas, socialistas, socialcristianas, verdes, ciudadanas y liberales progresistas coinciden que con equidad y diversidad se construyen los países fraternos, la patria verdadera del respeto mutuo y la confianza, siendo la clave de la mayoría de los estados OCDE.

Boric no golpeó como Kast. Boric movilizó con otras y otros a su generación estudiantil en forma pacífica combinando liderazgo contencioso, negociaciones y foco en reformas. Apoyó el despertar social y el acuerdo constitucional, sabe de su origen croata y alma del Chile multicultural, es coherente en derechos humanos y promoción de la democracia. Sabe que el emprendimiento no se opone a un estado social, pero tiene voluntad libre porque no está cooptado por el gran capital especulativo y poco “patriota” para no hacer tributar a las grandes fortunas y ganancias exorbitantes de buena parte de la industria extractivista.

Boric, respeta a policías y militares, pero sabe de la urgencia del control institucional y los protocolos modernos en accionar eficaz con apego a la dignidad humana de toda persona.

La paz estructural tiene rostro humano tangible y dialogante, inteligente y coherente, tiene coalición y nuevos aliados, conoce de territorios subalternos y sabe el valor de la plurinacionalidad fraterna en un país que amamos profundamente.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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