[Opinión] Empresas, desarrollo local y lecciones de vida

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Por: Ricardo Lazcano C. Director y Gerente General de  Casinos River


En un escenario como el actual, de pandemia mundial y con una sociedad segada y disconforme con el sistema, hablar de desarrollo local implica no solo un desafío, sino también una necesidad ineludible de enfrentarla y de vivirla.

El desarrollo local, el conjunto de acciones nacidas en un sin números de perseverantes emprendedores en un determinado  territorio, en este caso nuestra región, es y será un aporte fundamental a nuestra comunidad, por aportar una sostenida y potente creación de valor, oportunidad, desarrollo y empleo para mantenerse activo y mantener la calidad de vida para mujeres y hombres sostenedores de una familia, empresa e instituciones de ayuda a los más necesitados que hacen milagro en la región del desierto.

Pero es conveniente que cuando hablemos de ese desarrollo local, no solo lo enfrentemos desde una perspectiva económica que indudablemente influyen en la prosperidad de las personas.

Existen una cantidad de características que influyen en ese desarrollo, desde lo social, lo económico, lo valórico imperante, todo lo cual se constituyen en agentes reales de transformación social, más allá del simple territorio, de un espacio físico, sino también de una cadena de valores intangibles pero decisivos, donde los rasgos culturales, la idiosincrasia, los valores permanentes y las transformaciones de sus habitantes modelan un panorama.

En ese panorama entra el emprendedor que se enfrenta a dicho territorio y es capaz de soñar, primero, y concretar después, una empresa, un nicho de trabajo, un hito significativo que mejora a quienes se integran.

Muchas veces, quizás demasiadas, los grandes empresarios y emprendedores chocan con la desidia, con la inexperiencia, con la desconfianza de quienes siguen aferrados al modelo paternalista que implica tratar de desarrollar mirando siempre hacia la capital, como ese centro donde está la única verdad posible y que dificulta, entrampa o destruye sueños y posibilidades concretas de aporte a una comunidad que exige cambios, que necesita sueños y que tiene las potencialidades para salir airoso cuando se generan negocios.

Así, insistimos en que la apuesta por lo local no puede ser una simple utopía. No debe convertirse en un tormento. Muy por el contrario, debe ser el fomento para crear y mantener actividades para lograr el desarrollo local, incluso en zonas donde ese desarrollo ni siquiera existe o no ha alcanzado etapas óptimas.

El tema del desarrollo local sostenible, implica por tanto considerar aspectos clave como conocimiento cabal del territorio y su forma de administración; la presencia de una red de comunicaciones que vinculen y reconozcan la validez del proyecto local; el respeto inalienable por el medio ambiente y, desde luego, la motivación de la población para llegar a crear y mantener una cultura del emprendimiento, el respeto por nuestras particularidades y la certeza de que podemos crecer y desarrollarnos, a pesar (y por suerte) del alejamiento de los grandes centros capitalinos en que se suelen determinar los destinos de territorios muchas veces desconocidos.

Ya se aprendió la lección: no siempre la presencia de materias primas óptimas y de ciertas condiciones geográficas dadas determina el verdadero éxito de nuestra empresa. Si no se alcanza la confianza de las personas, no podrá existir condición de futuro y todo lo que se haga será estéril.

Quienes hemos soñado y concretado esos sueños, sabemos de las adversidades como materia prima para seguir adelante, pero teniendo presente siempre que es necesario apoyar, educar, introducir el concepto de la empresa y del empresario solidario para que surjan los talentos emprendedores en nuestra comunidad y se empiece a internalizar de manera real el concepto de confianza en nuestra gente, en nuestro panorama, en lo que somos capaces de crear.

La nueva tarea es educar. Entregar lecciones de vida a quienes, como alguna vez lo hicimos nosotros, se atrevan a confiar en empresas de la región, creer en lo nuestro para crear con lo nuestro. Apostar a la comunidad, a los vecinos, a la gente nuestra. Para que seamos más grandes y empoderados. Para que seamos capaces realmente hacer de este desierto una región mágica y sorprendente, cariñosamente yo le agregaría, una tierra de oportunidades.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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