[Opinión] Juventud, Política, Servicio Público y Desarrollo Regional

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Por: Luis Moncayo M. Por: Luis Moncayo M. Director del Instituto de Políticas Públicas de la UCN, sede Coquimbo. Presidente del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) y del Capítulo Regional de la Fundación Chile Descentralizado


Hace algunos días me encontré con un amigo y compartiendo diversos temas de reflexión en torno a un café me hizo una pregunta que me costó responderla: ¿Existe aún el Instituto de la Juventud? ¿Qué hace en la actualidad? Reconozco que me costó dar una respuesta ya que no tenía certeza de su existencia.

Esta anécdota me lleva hoy a reflexionar respecto a qué están haciendo los jóvenes en nuestro país aparte de estudiar o trabajar. Entendiendo como jóvenes a lo que operacionalmente define el INJUV (Personas entre 15 y 29 años), la evidencia empírica muestra que no están ingresando a los partidos políticos ni que estos tengan la preocupación para incorporarlos como militantes, a pesar de ciertas declaraciones de algunos partidos en crisis que se “cuelgan” de algunas incorporaciones excepcionales pero marginales para mirar con cierto optimismo su futuro. En este marco, merece destacarse la baja edad promedio de los actuales directivos  de los Gobiernos Regionales en relación a la históricamente conocida.

Por otra parte, si observamos las diversas  modalidades de servicio y vocación pública que existen y  han surgido los últimos años en Chile, el panorama es un poco más alentador sin que por ello muestre también retrocesos. Así constatamos que en la actualidad los jóvenes buscan ejercer su vocación pública en torno a una participación asociada a temas públicos emergentes y de reciente data: conservación ambiental, protección de los animales, emprendimiento e innovación, preocupación por las personas postergadas en la sociedad, particularmente los pobres, arte y cultura, tolerancia y no discriminación, interculturalidad, y desigualdad de género, por mencionar algunos.

Es decir, el servicio y la vocación pública siguen siendo un espacio que atrae y convoca a los jóvenes, caracterizado en la actualidad por una conjunción entre intereses individuales e intereses colectivos; lo que quizás ha ocurrido, es que los jóvenes están teniendo una mayor conexión con el interés público que los actores políticos, a pesar que estos últimos debieran ser los llamados a esta conexión si reconocemos en la política su esencia conceptual: LO CONCERNIENTE AL ORDENAMIENTO DE LA CIUDAD Y DE LA SOCIEDAD, ES DECIR A LOS ASUNTOS DEL CIUDADANO.

Si colocamos el foco en el actual interés de los jóvenes por acceder y participar en los procesos de formación y adquisición de competencias que las diversas modalidades de educación superior, capacitación, formación y desarrollo  ofrecen en Chile, con el consecuente acceso al conocimiento y la administración de este, comprobamos que el porcentaje de población en edad de estar en la educación superior ha crecido significativamente los últimos 10 años (64% según el Consejo Nacional de Educación). Es decir, los jóvenes aspiran en la actualidad a usar los espacios de formación que la sociedad les ofrece; así no es resultado del azar que muchos jóvenes opten por continuar estudios de postgrado después de culminar el pregrado.

En este contexto, ¿Qué estamos haciendo las regiones, los Gobiernos Regionales, los Municipios para acoger esta disposición juvenil y aprovechar estas capacidades en beneficio del desarrollo de sus territorios?.

El mercado está haciendo lo suyo, esto es, atrae a estos profesionales y técnicos por la vía de las remuneraciones y condiciones laborales que ofrece, para así disminuir las brechas entre oferta y demanda. ¿Y el Estado?. Aparte de las políticas públicas nacionales, que tienden a uniformar sus ofertas desconociendo las diferencias territoriales y la oferta de la educación superior, no se ven iniciativas desde los territorios por atraer, vía políticas y programas regionales, a esa “intelligentzia” que se está gestando para insertarla en el nuevo escenario de transferencia de competencias a las regiones contribuyendo así a una distribución territorial más equitativa de este recurso humano calificado. HE AQUÍ UN INTERESANTE DESAFÍO PARA EL SECTOR PÚBLICO Y PRIVADO


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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