Por: Rodrigo Vega Espinoza. Pdte. de la Agrupación de Gestores Educacionales del Norte (AGEN)
Cada día estamos más atrincherados y polarizados como sociedad, sólo es cosa de encender el televisor. Somos un país que no aprende de la historia, sino que guarda rencores consolidados en venganzas políticas que buscan -cual Revolución Francesa- exhibir a los culpables en la plaza pública.
Es sorprendente como Allende y Pinochet nos siguen dividiendo y más aún, son defendidos, idolatrados e invocados por sus adherentes, causando un quiebre temporal, un agujero negro, una realidad paralela y cual película de Marvel, nos encontramos en 2022 involucionando a 1970.
Y más encima, por si fuera poco, la delincuencia, la violencia, la inseguridad e incertidumbre se tomó todo el territorio nacional. Balaceras, asesinatos, sicariatos, desmanes y destrucción son ya parte del diario vivir. Es más, muchos ya sienten que no hay Dios ni ley en sus barrios.
Por eso cuando se justifica la violencia como motor político, será muy difícil erradicarla como elemento social. Curiosamente, todos tenemos claro este diagnóstico, ya para seguir explotándolo como herramienta para alcanzar los fines políticos requeridos o como fundamento para desarrollar estrategias de soluciones.
La educación no está ajena a estos problemas, por eso empleamos todas las herramientas posibles para proteger a nuestros alumnos del odio y la polarización social. Eso sí, este esfuerzo será infructuoso sin el compromiso de las familias, padres, apoderados, sus familias y toda la comunidad educativa.
Sin ir más lejos, la otrora “primera línea” estaba compuesta por niños, niñas y adolescentes, que, bajo las instrucciones de adultos, ejecutaron saqueos y actos reñidos con la paz social en el enfrentamiento ante las fuerzas de orden y seguridad. Los padres tienen (aún) el derecho preferente de educar a sus hijos.
Teniendo acuerdos transversales en el diagnóstico, al igual que en el Congreso Educacional de la Macrozona Norte realizado en enero, queremos juntarnos desde la educación particular subvencionada junto con las comunidades educativas y promover acciones concretas que nos permitan desde el núcleo familiar reencontrarnos con el respeto y la paz.
Como Agrupación de Gestores Educacionales (AGEN), este 25 de mayo en el Teatro Municipal de Calama iniciaremos una serie de actividades que promueven información técnica como actualización de protocolos o la revisión de los temas que desarrolla el texto constituyente, a medidas más prácticas que permitan reencontrarnos como familia, comunidad escolar y sociedad.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.