Por: Alberto Castañeda. Gerente General Regional Soluciones Orión
Ninguno de nosotros está ajeno a lo que en Chile y el mundo está ocurriendo. Dentro de todo lo que hemos vivido, la pandemia por COVID-19 ha significado también el cambio de rutina para todas las personas, de cualquier edad, profesión y situación.
Ante la posibilidad de un contagio por exposición, algunas empresas han optado, voluntaria o involuntariamente, por sumarse al teletrabajo, lo que ha significado una reorganización en cuanto a la forma de trabajar de sus colaboradores, los tiempos, las facilidades de espacio, la coordinación y el manejo de herramientas, a veces, muy ajenas a la realidad.
La urgencia, además, ha impedido muchas veces la correcta organización de los equipos, entendible por las presiones y complicaciones que cada uno está viviendo personalmente.
Por esto, y debido a la forma en que se re organizará la sociedad a futuro, es necesario tener en cuenta que hay luces de que el teletrabajo llegó para quedarse, y que no es solo una solución momentánea en épocas de pandemia. Para esto, hay que estar preparados.
Incluso antes del COVID-19, en América Latina el trabajo remoto había crecido exponencialmente durante los últimos años. Esto, debido a las nuevas tecnologías que se han sumado, como el Internet de las cosas (IoT), la Robotización, el Cloud Computing, Big Data, y los espacios de coworking, que han ayudado al crecimiento de la industria y a la expansión laboral en general, impulsados por la calidad de vida, movilidad y conexión exigidas en los últimos años.
Actualmente, si bien esta forma de trabajo se ha utilizado como una medida rápida y medianamente eficaz para muchos sectores, podemos ver que nos enfrentamos a una nueva era del teletrabajo, y para que esto se mantenga en el tiempo y genere consecuencias positivas en los negocios y empresas, se debe crear mayor cultura de innovación, dándole énfasis a la ciberseguridad y a la mejora los procesos para el correcto funcionamiento de las herramientas disponibles.
Esto incluye llevar a cabo una transformación hacia la automatización de flujos y procesos a través de la digitalización de las empresas, para una mayor eficiencia y precisión. Además, es esencial la creación y uso de redes y conexiones eficaces a través de vanguardia tecnológica.
Un ejemplo de esto es Google Cloud con su producto G Suite, que incrementa la productividad y reduce los costos de las empresas a través de herramientas online para mensajería y colaboración 100% seguras, o Microsoft 365, que permite y promueve el pago por uso en base a la necesidad de negocio en vez del precio completo por la adquisición del producto.
El camino es largo, pero no en vano. La necesidad de generar soportes tecnológicos, el incremento del uso de la nube y la buena comunicación virtual dentro de una empresa, se transformarán en el motor de una buena y nueva forma de trabajar que se ajusta a los nuevos tiempos, y todas las empresas deberían considerarlo en un futuro no muy lejano como uno de los alineamientos clave de su organización.
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