Por: Catalina Boetsch. Co-fundadora de Casa-Co y miembro G100
Hace ya algunos años empezó a resonar en Chile la palabra “cowork”. Primero fue asociada a aquellas personas independientes o “freelance”, que buscaban un espacio que acogiera sus necesidades esporádicas de un puesto de trabajo. Hoy este nicho se ha vuelto importante y encontramos lugares en Santiago y varias regiones del país. Además, otro fenómeno ha surgido; las grandes empresas están buscando transformar sus tradicionales espacios, asimilándolos a la infraestructura de los espacios colaborativos.
¿Por qué este cambio? La respuesta fácil sería decir que hay cifras que lo reflejan. Por ejemplo, según una encuesta de Deskmag, la revista alemana sobre el movimiento coworking, un 74% de las personas que trabajan en este tipo de espacios se sienten más productivas que en otros lugares. Sin embargo, con los años que llevamos desarrollando la CasaCo, nos hemos dado cuenta que no sólo se trata de una nueva distribución de los espacios y un mobiliario acorde. Sino más bien, se requiere de un cambio cultural hacia un trabajo colaborativo.
Para que esto realmente funcione, hay que poner en práctica una nueva manera de relacionarse con los otros, de trabajar de forma dinámica y de aproximarse ante los desafíos del presente y del futuro que les tocará afrontar. En palabras simples: trabajar bajo una red de apoyo que potencie la información entre los equipos.
Para conjugar la vida personal y laboral como un todo integrado, durante el primer año de la Casa nos enfocamos en sistematizar una metodología de colaboración, poniendo como eje principal, lograr que se maximizaran las interacciones y se potenciaran las habilidades y talentos de cada persona. Al segundo año logramos medir la calidad de las interacciones y así fue que nos sentimos preparados para abrir una segunda sede, la que al tercer mes estaba al 100% de su ocupación. Este indicador nos hace ver que realmente hay más personas que buscan este nuevo concepto para trabajar y lo reconocen como un valor agregado, que se va adaptando al mundo que estamos encarando hoy.
En CasaCo hay 32 equipos de trabajo y lo que las personas resaltan y asocian como uno de los factores que les han ayudado a tomar mejores decisiones, es el hecho de compartir puntos de vista con otros en el mismo lugar. El poder de ayudar, y recibir con humildad cualquier tipo de consejo, es lo que te conecta y te hace crecer.
Hemos sido obsesivos en potenciar una cultura que se basa en la colaboración y a diario nos centramos en las personas y en el potencial que tiene cada uno. Asimismo, celebramos los hitos de cada emprendimiento, pero también tratamos de contener los fracasos. Esto hace que haya información transparente entre los equipos lo que permite que a la hora de los problemas, los equipos ya sepan quién o quienes pasaron por lo mismo y cómo pudieron abordarlo.
Es así como no sólo importan los colores, el tipo de mueble o si son lugares más grandes o chicos. La colaboración es el valor principal que se genera en un espacio co-work. Nadie dijo que emprender fuera fácil, pero si conjugamos cooperación y habilidades blandas entre equipos de trabajo, se potencia el objetivo por el cual se crearon este tipo de lugares.
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