[Opinión] Linkedin o el Paulo Coelho de las redes sociales

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Por: Alejandro Godoy. Autor del libro “Emprendimiento: Demoliendo Mitos”


Hace un par de años circulaba un meme que decía: «Facebook nos hace creer que tenemos más amigos de los que en realidad tenemos; Twitter, que somos más inteligentes de lo que realmente somos y Linkedin, que somos más exitosos de lo que alguna vez seremos…»

Evidentemente hay una cuota importante de ironía en las anteriores afirmaciones, pero como siempre, detrás de toda broma, algo de verdad se asoma.

A mi entender, las expresiones referidas a Facebook y Twitter son bastante reconocidas y aceptadas por la mayoría y no requieren de mayor análisis. Pero ¿Cuánto hay de cierto en lo señalado para la red social de mayor crecimiento entre la población adulta en el mundo?

Veamos: En primer lugar está claro que la citada red busca ser una comunidad para el desarrollo de relaciones profesionales y/o comerciales entre sus miembros, además de un portal de búsqueda y oferta de empleos. Y como toda red, permite el posteo e intercambio de información relevante generando hipervínculos a artículos de interés, dispuestos en otros sitios o blogs.

Hasta ahí, todo normal. Lo mismo ocurre con la construcción de los perfiles de la gran mayoría de los miembros de la red. De la misma forma que en Instagram aplicamos filtros a nuestras fotos, con el solo objetivo de vernos mejor, la subjetividad digital ofrecida por Linkedin permite a todo aquel que lo desee, utilizar «filtros», que en este caso serían una abundancia de sinónimos, acrónimos, muchos adjetivos y variadas palabras en inglés para que nuestros perfiles se «vean mejor».

Así, por ejemplo, quien ha ejercido el digno oficio de vendedor de servicios, puede transformarse -filtros mediante- en un Ejecutivo de Atención de Cuentas Estratégicas o en un Asesor de Planificación Comercial B2B o también en un K.A.M. y un largo etcétera.

Ciertamente C.E.O. suena mejor que Gerente, Asistente de Recursos Humanos mejor que Encargado de Sueldos y Ejecutiva de Atención Telefónica mejor que Recepcionista.

Como señalaba, hasta ahí, nada extraño. Si en las otras redes queremos vernos más bellos, acá queremos parecer más importantes o exitosos.

Lo que llama poderosamente la atención es la extendida tendencia en esta red social, ya no por abultar nuestros logros profesionales, sino por intentar modificar la visión que incluso nosotros mismos, tenemos sobre ellos. De esa manera, ya no se trata sólo de ser más exitosos, tener mejores cargos (y lógicamente mejores remuneraciones) o trabajar en empresas más grandes, sino que también, debemos hacer parecer que eso «no es lo realmente importante».

Es decir, montamos toda una red social para presumir de nuestros logros y posteamos a renglón seguido cientos de citas (idealmente con alguna foto en blanco y negro de fondo) con mensajes de algún prócer empresarial o gurú motivacional de turno que nos dice que lo verdaderamente importante es «perseguir los sueños», «aprender de los fracasos», «ponernos de pie», «subir la montaña», «saltar el río», esquivar el valle» (como si fuera canción de Dionne Warwick), y un largo etcétera.

Es decir, la hemos transformado nada menos que en un manual de autoayuda, repleto de clichés y de todos los lugares comunes (ni hablar de la poca veracidad de las citas) que se pueda llegar a concebir. Con una mirada bastante domesticante,  tremendamente condescendiente con el sistema, casi sin el más mínimo asomo de crítica al status quo o cuestionamiento a las condiciones de trabajo y posiblemente de vida que buena parte de nuestros nacionales (aquellos que no tienen perfil en Linkedin) deben soportar día a día.

En resumen, una red de autoayuda para una elite. Ósea, igual que un libro de Paulo Coelho.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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