Por: Sofia Vallejos. Productora Ejecutiva Audiovisual de Raya
Como trabajadores de la industria del marketing, todos hemos podido notar y vivir los cambios y la rapidez en que hemos tenido que adaptarnos a nuevas tecnologías, tendencias y formas de comunicar.
Antes de que las redes sociales se volvieran un medio concreto para vender, se utilizaban rostros icónicos para representar a las marcas: actores, animadores, modelos, etc. Pero en los últimos años esto ha sufrido un gran cambio. Y es que pasamos a trabajar con los llamados “influencers”.
Se trata de personas naturales con gran cantidad de “followers”, que representan a diferentes nichos con sus propios gustos e intereses. Por esto, su participación en campañas ha ido en aumento y se ha vuelto parte fundamental en el flujo de la publicidad, ya que estos seguidores representan al público objetivo al que se quiere llegar. Y con una sola buena recomendación, podemos conseguir que todo un grupo de personas quiera probar y comprar un bien o servicio.
Trabajar con los influenciadores tiene distintos beneficios. Generalmente son ellos mismos quienes generan su contenido, por lo que no quiebran la ilusión de lo orgánico al subirlo a sus feed. Con sus propios recursos audiovisuales graban, editan, arman los textos, el copy y además son rostros.
Además, son comunicadores directos con nuevo público y el puente para conectar con las nuevas generaciones que ya no priorizan la televisión: las redes sociales son su método permanente de entretenimiento, compras, interacción y hasta de información.
Así, se vuelve fundamental seleccionar de manera efectiva a esa persona que nos va a ayudar a hacer crecer una campaña, ya que ponemos en sus hombros una gran responsabilidad; cualquier error podría jugarnos en contra.
¿Serán un recurso duradero o momentáneo? No lo sabemos. Lo que sí conocemos es que la publicidad va cambiando constantemente, y que la única manera de hacer crecer una marca es mantenernos actualizados en tendencias y tecnologías, para así lograr ser pioneros en propuestas y transformaciones digitales. Como profesionales de las comunicaciones, no podemos perder el foco de lo estético por priorizar lo rápido y sencillo.
A pesar de que los influenciadores son un muy buen recurso, y se puede trabajar de muchas maneras efectivas con ellos, siempre deben ser un complemento y no el todo. Nada reemplaza el resultado de lo bien trabajado y la prolijidad en los resultados (en torno a encuadre, foco, iluminación, sonido, entre otros elementos).
Encontrar el equilibrio es nuestra tarea y tenemos que tomarlo en cuenta para así no convertir la publicidad en redes sociales en una especie de “fast food”.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.