Por: Marcela Hernando P. Diputada por la región de Antofagasta. Vicepresidenta del Partido Radical
La incorporación de los pueblos originarios en el proceso constituyente, fue una de los primeros reclamos tras el acuerdo del 15 de noviembre. Ellos quedaron excluidos al igual que los independientes.
En diciembre de 2019 en la Cámara de Diputadas y Diputados, aprobamos la incorporación de los pueblos indígenas a este proceso inédito y que debe contener todas las miradas y sus experiencias y cosmovisión. Igual de importante fue la aprobación de la paridad de género y de los independientes, que debería ser mayoritaria tras la aprobación de la Convención Constitucional.
Sólo en paridad de género se avanzó y quedaron pendientes los independientes y los pueblos originarios. El Senado, recién en julio de este año, “recogió el guante” y comenzó su discusión en comisión. Una lentitud injustificable considerando la trascendencia del proyecto y que -además- desvirtúa el plebiscito del 25 de octubre.
Por otra parte, la propuesta de que todos los pueblos originarios tengan solo un representante, con excepción del pueblo Aymara con dos y el pueblo Mapuche con 14, me parece arbitraria y discriminatoria, la paridad y representación de pueblos originarios en la elaboración de la nueva Constitución no es tema cuantitativo sino cualitativo.
Es bueno recordar que en el plebiscito el 78,99% de la ciudadanía eligió y votó una Convención Constitucional con 155 miembros. Con estos cambios tendría 23 nuevos convencionales, cuestión que a mi juicio viola un principio básico de transparencia, otorgándole al Senado la capacidad de resolver más allá de la voluntad popular previamente ratificada.
Revisaremos estos cambios que introdujo el Senado, porque la incorporación de pueblos originarios (principio con el que todos estamos de acuerdo) debió haber estado aprobada antes incluso del plebiscito.
Esto más bien parece una improvisación y un exceso de creatividad por parte de algunos senadores, que de facto transgrede la voluntad popular representada el 25 de octubre y una vez más podría terminar favoreciendo a los partidos bajo la excusa de la representatividad.
Todo esto estaría solucionado si tomamos la decisión de ir en una sola lista con toda la oposición, que incluya destacadas y representativas personalidades del mundo independiente y que respete de antemano todos estos criterios y no teniendo que aumentar cupos para cuadrar cajas electorales.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.