Por: Juan Ramón Godoy M. Profesor de Historia. Magister en Educación
Durante el recién pasado fin de semana y a poco más de un mes del plebiscito del próximo 25 de octubre, el Gobierno dio a conocer cuáles son, según ellos, los diez conceptos claves que deben estar en la próxima Constitución del país, en caso que triunfe la opción “Apruebo” en esa histórica jornada.
La centroderecha celebró el pronunciamiento del Presidente Sebastián Piñera, y lo catalogó como un importante aporte al debate generado desde que se anunció la eventual elaboración de la próxima carta magna, mientas que las frases más repetidas entre la oposición fue que era “más de lo mismo”.
Si analizamos punto por punto, se evidencian similitudes con la Constitución que nos rige desde 1980, y se destacan por sobre las urgencias e inquietudes que plantea hoy la comunidad.
Los diez puntos consideran el rol del Estado, la familia, los derechos civiles y políticos; los derechos sociales, económicos y culturales, una sociedad inclusiva y diversa, el orden público, medioambiente, la separación de los poderes del Estado, junto a la responsabilidad de las autoridades, la transparencia del Estado y la descentralización.
Considerando todos estos puntos como principios base, queda de manifiesto que coincidimos en aquellos temas fundamentales, pues Chile debe ser una república democrática con un Estado de Derecho; que la familia es el centro de la sociedad o que las y los ciudadanos tenemos derechos civiles y políticos que deben ser respetados por los distintos órganos que componen dicho Estado. Y que deben reconocerse, promoverse y respetarse los derechos humanos, garantizando la igualdad ante la ley y la protección ante cualquier abuso o discriminación, junto con garantizar la participación ciudadana.
Principios base por las que todas y todos los demócratas velaremos y exigiremos que se vean reflejados y profundizados en la elaboración de la próxima Constitución, pero con una nueva mirada de lo que debe ser el Estado: uno más solidario y no subsidiario, con nuevos énfasis y garantías en áreas como la educación, salud, los recursos naturales, el respeto y reconocimiento a nuestros pueblos originarios y la igualdad de género, entre otros temas importantes y base de sustento del nuevo trato social constitucional.
La emergencia sanitaria producto de la pandemia del COVID-19 en la que vivimos desde hace ya seis meses, dificulta el proceso plebiscitario y nos vemos enfrentados a temores ante eventuales nuevos contagios y rebrotes; sin embargo, el Servicio Electoral junto a epidemiólogos han trabajado para que este proceso se lleve a cabo con todas las medidas necesarias para que las y los ciudadanos votemos con seguridad y, por supuesto, autocuidado.
El contexto al que nos vemos enfrentados hoy, en tiempos de pandemia, es nuevo y nos sorprendió a todas y todos, pero el proceso constituyente es algo normal y necesario para el reordenamiento jurídico, político y social de nuestro país, que se ha dado en numerosas ocasiones en nuestra historia independiente, que sumará 210 este viernes 18 de septiembre.
Chile cuenta con once Constituciones a partir del que fuera el “Reglamento para el Arreglo de la Autoridad Ejecutiva Provisoria de Chile”, promulgado el 8 de agosto de 1811, y considerada como la primera carta magna. Entre 1811 y 1833 se vivió un período de inestabilidad político-social con un total de ocho proyectos constitucionales, incluyendo uno federal; luego vino la Constitución de 1833, la de 1925 y, finalmente, la de 1980, todavía vigente y que nos rige desde hace ya 40 años.
Claro, la próxima Constitución no será la primera, pero sí esta será la primera vez que a las y los ciudadanos nos preguntarán si queremos o no una nueva Constitución.
Este hito, uno inédito en nuestra historia republicana, suma más fuerza y legitimidad a todo el proceso constituyente que se iniciará el próximo 25 de octubre. Y, a menos de cuarenta días, mucho más que un decálogo, lo que comenzará a escribirse es la Constitución más participativa, inclusiva, democrática y necesaria y haya tenido Chile a lo largo de nuestra historia como país independiente.
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