[Opinión] Mente sana, cuerpo sano

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Por: Hugo Marambio M. Periodista. Director de www.enlalinea.cl


Cada cierto tiempo el planeta fútbol debate sobre la importancia que tienen ciertos especialistas para mejorar el rendimiento de los atletas dentro de la cancha. Tema recurrente es la necesidad o no de contar con un psicólogo (preferentemente deportivo), dentro del staff técnico de cada equipo.

Los más tradicionales, conservadores y detractores siguen creyendo que el “mejor psicólogo” es el mismo entrenador y que la mejor psicología la maneja el mismo deportista con su entorno; por lo que su intervención especializada en muchos casos no es para nada necesaria.

Por lo demás, ha tocado escuchar a algunos estrategas cerrar toda posibilidad de sumarlo a su equipo, viéndolo más bien como una amenaza que como un apoyo, no mirando que su labor más bien es complementaria a su responsabilidad como técnico, pues de ninguna manera el especialista instruirá física, técnica o tácticamente al deportista. Un ejemplo claro de eso es, por ejemplo, el kinesiólogo o paramédico de club. En ese caso su único objetivo es atender y recuperar en el menor tiempo posible al jugador lesionado. O sea, aporta al objetivo del grupo para tener a todos en condiciones para cuando así lo requiera el jefe técnico.

No debemos olvidar que los buenos resultados no sólo dependen del entrenamiento diario del cuerpo sino también de una actitud mental libre de conflictos, que pueden provenir de factores internos como externos. Igualmente, un liderazgo mal llevado (y no hablo de la experiencia o conocimientos del coach) puede ser perjudicial para alcanzar los objetivos propuestos.

La mala cohesión de grupo también puede ser una “gran piedra en el camino” para lo mismo. Incluso, hasta problemas que existan con la personalidad del deportista puede ser factor a la hora de no conseguir los logros esperados. En este caso el especialista es uno solo y debe confiarse en él la tarea de diagnosticar y buscar la solución a las complejidades que pueda tener un determinado grupo de trabajo.

Es cosa de preguntar al DT de Cobresal, Gustavo Huerta, que pese a todos “los años de circo” que lleva en el fútbol, atendió la necesidad de contar con un psicólogo deportivo que puso su granito de arena para lo consecución del anhelado ascenso el año pasado en la cancha de Cobreloa, luego de una desgastante temporada y liguilla final que supo cerrar con éxito con el objetivo que buscaban también 15 equipos más de la serie B del balompié criollo.

También está el caso del argentino Di María, víctima de lesiones constantes y malas presentaciones que terminaron con su salida del Real Madrid. Al llegar al Paris Saint Germain contrató a un profesional para combatir los efectos negativos que causaban en él las burlas de los hinchas en redes sociales y que influían finalmente en su rendimiento.

En resumen, todo buen complemento o ayuda profesional siempre vendrá bien para tener una mente sana y un cuerpo sano como lo indicaba el eterno cartel que nos recibía cada vez que pisábamos el tablado del Club Chuqui. No es una amenaza, más bien un aporte al autoconocimiento, a la confianza y hasta la misma concentración, entre otras.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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