Por: Alberto Torres B. Sociólogo y Académico de la Universidad de Antofagasta. Máster en Ciencias Sociales Mención Gestión Social
Ninguno de nosotros imaginó que al detectarse el primer caso de coronavirus en nuestro país nos enfrentaríamos a un período forzado de privación de libertad, que aún impera en algunas regiones y comunas del país, aunque con diferente intensidad.
Por otra parte, el modo de enfrentar la pandemia tomó por sorpresa a los ciudadanos y actores políticos, de forma justificada, pero no cabe duda que todos aportamos nuestro grano de arena en la emergencia sanitaria, aunque sin desconocer la irresponsabilidad injustificada de los ciudadanos en materia de cuidado, aunque algunas se justificaron en la existencia de los determinantes sociales de la salud, es decir, todos aquellos elementos que condicionan una buena o mala salud y satisfacción de necesidades básicas, entre ellos, el sustento económico.
Aunque criticado por algunos, el Plan Paso a Paso del Gobierno es una interesante experiencia cuya finalidad tributa en favor de la salud mental de los ciudadanos, autocuidado reactivación económica de nuestro país. En algún momento, la Subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, planteó que era mucho más dañino para la salud mental el permanecer en un encierro que el hecho de ser portador del COVID -19. Esta declaración, precisamente, es uno de los elementos que inspira el Plan Paso a Paso. Pese a las restricciones aún imperantes, la existencia de fases de desconfinamiento sin duda tributa a una mejora de la salud mental o sensación de bienestar en los chilenos.
De acuerdo a resultados de la encuesta Cadem, publicados la primera semana de Octubre, un 51% de los encuestados evalúa positivamente en Plan Paso a Paso en cuanto a los procesos de desconfinamiento en comunas (el nivel más alto de aprobación desde el mes de agosto); por otra parte, se demuestra la prevalencia de un autocuidado en las personas: más de un 90% de los encuestados se muestra de acuerdo con el uso de mascarillas en el espacio público, y refiere utilizarla en espacios públicos y cuando trabaja presencialmente. No obstante, una gran debilidad sigue siendo el poco distanciamiento físico de las personas y el “relajo” de las medidas preventivas como el uso de mascarillas en contextos de confianza (como las reuniones familiares).
La reactivación económica, sin duda será un proceso lento, pero se aprecian los primeros atisbos de optimismo, especialmente en aquellas comunas que han logrado pasar a Fase 3 (“Preparación”). De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas, en el trimestre julio – septiembre, el desempleo en Chile se redujo a un 12,3% (cayendo por segundo mes consecutivo), cuando el país comenzó a abrir su economía tras el confinamiento de varias zonas, mostrando un leve repunte en el mercado laboral. Por ende, el incremento del empleo y el acceso a recursos económicos, permite la satisfacción de necesidades básicas que tributan a un bienestar biopsicosocial.
La trilogía “salud mental, responsabilidad individual y reactivación económica” es el espíritu del Plan Paso a Paso. Con el compromiso de todos, lograremos superar la emergencia sanitaria.
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