[Opinión] ¿Postergar elección de Gobernadores Regionales?

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Por: Heinrich von Baer. Académico IDER-UFRO. Presidente Fundación Chile Descentralizado, con la colaboración de Diego Portales e Ismael Toloza, integrantes del equipo de la Fundación


La reciente nueva arremetida para postergar la elección de los Gobernadores Regionales está creando mucha inquietud en regiones. Entre muchas que se han intentado antes, una oleada más, de esas que van y vienen, según los vientos que soplan, recurriendo a uno u otro argumento, ahora por una supuesta necesidad de racionalizar el calendario electoral y de juntar elecciones de igual naturaleza.

Este nuevo intento, nuevamente marcado por intereses electoralistas y cortoplacistas más que por el desarrollo y bienestar futuro de quienes vivimos en regiones, además de incoherente, es inaceptable e impresentable y perjudicial para la dinámica de desarrollo de las regiones, particularmente para los desafíos post-pandemia para los que debemos prepararnos sin demora. ¿Veamos por qué?

Chile, país de crisis y catástrofes: el reciente estallido social desató una crisis política sin precedentes desde el retorno a la democracia. Le siguió la dramática crisis del Covid19, cuya consecuencia es una muy severa crisis económica y social, la que ya se está haciendo sentir. A eso se agrega un importante dato de la causa: por naturaleza Chile es un país de catástrofes, a lo largo de nuestro territorio: terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, megaincendios, avalanchas.

Aprendizajes de las crisis: la experiencia internacional nos enseña, así como la de Chile de las últimas décadas, que sobre todo en momentos de crisis las decisiones del nivel central no responden adecuadamente a las realidades locales y regionales diversas, son descontextualizadas, y peor aún, llegan tarde. El centralismo mata, declaró un destacado abogado porteño con ocasión de los trágicos acontecimientos del 27/F. Los aprendizajes de los últimos tiempos nuevamente son muy importantes. El proceso constituyente, las próximas campañas electorales para las elecciones territoriales con la presentación obligatoria de programas de gobierno regional, sumadas a las enormes energías desencadenadas por el estallido social y la experiencia de disciplina individual y colectiva propias de la pandemia, son ingredientes que definirán la agenda de éste y el próximo año.

Nuestro Horizonte, el desafío post-pandemia: cada localidad, comuna y región, debe preparase desde ahora, para pensar con sus mejores talentos, líderes y recursos, como enfrentar desde su realidad, y para el futuro de su gente, los problemas y desafíos del Chile post-pandemia. Una responsabilidad y oportunidad histórica, que no podemos dejar pasar.

No hay pacto social sin respuesta territorial: las profundas desigualdades sociales en Chile han sido el principal catalizador del movimiento social, dinamizando un proceso constituyente como camino para construir una nueva Carta Fundamental para un Chile distinto. Ese nuevo pacto social no prosperará sin un efectivo proceso de descentralización, porque el modelo centralizado vigente es una de las principales causas de las profundas desigualdades sociales del país; tampoco prosperará sin la participación protagónica de todas nuestras comunas y regiones del país. Es la transición de nuestra actual democracia representativa (en la que las personas dejan de ser un actor pasivo porque unos pocos y lejanos piensan y deciden por ellos), a una más participativa y creativa, con una ciudadanía activa en la construcción de su propio futuro y el su entorno.

Hacia una nueva organización territorial del Estado: el estallido social y la pandemia han vuelto a instalar en la agenda pública la cuestión de la organización territorial de nuestro Estado. En este renacimiento descentralizador han jugado un rol determinante las autoridades democráticamente electas en los territorios, en especial los alcaldes. Fruto de su presión se logró canalizar la protesta social en un promisorio proceso constituyente. La consulta del 15 de diciembre fue un hito histórico de participación ciudadana descentralizada. Fue esa misma presión la que obligó al gobierno central crear la “Mesa Social COVID 19” y a tomar una oportuna decisión de suspensión de clases en todos los niveles de la enseñanza, lo que al minimizar los contactos sociales contribuyó a aminorar la expansión de la pandemia.  El gobierno debe saber escuchar. Pero más que eso, como lo señala la experiencia alemana, es importante que existan contrapesos y buena coordinación entre los diferentes niveles y poderes nacional, regional y local. Ese proceso de cambio institucional comienza con la elección de gobernadores regionales el 11 de abril de 2021 y debe acompañarse con un gradual traspaso de competencias y recursos de decisión subnacional.

Gobiernos locales y regionales fuertes: junto a una ciudadanía e instituciones de la sociedad civil comprometidos con ese desafío, necesitamos gobiernos locales fuertes y empoderados, dotados de las capacidades humanas y materiales, de las competencias y recursos de decisión autónoma necesarios para liderar los procesos de desarrollo y proveer los servicios básicos de calidad que requieren todas las personas en cualquier parte del territorio nacional. Para que ello ocurra, y para que Chile logre superar su insostenible condición de país más centralizado de América Latina y de la OCDE, necesita de un efectivo y sostenido esfuerzo de descentralización y de desarrollo colaborativo de sus territorios.

Gobernadores Regionales electos y estables: la esperada pronta instalación de Gobernadores Regionales electos, legitimados y conectados con la ciudadanía de sus regiones, estables en sus cargos por cuatro u ocho años, es una condición indispensable para dinamizar el avance del proceso. En contraste, los actuales Intendentes designados carecen de estabilidad (los cambian con excesiva frecuencia) y de representatividad (representan los intereses e instrucciones del gobierno central en la región, y no los de la gente de su región frente al Estado central). Además la ley establece que los candidatos a Gobernador Regional deben presentar un programa con sus compromisos de desarrollo regional, a los que todos están llamados a aportar sus buenas propuestas, programas que la ciudadanía podrá conocer, debatir y enriquecer antes de la elección, y controlar después en cuanto a su cumplimiento.

Elecciones municipales y regionales, igual naturaleza, misma fecha: Chile ha optado por tener dos ciclos electorales bien diferenciados, de distinta naturaleza:  uno político nacional (de Senadores, Diputados y Presidente de la Republica), y otro de carácter territorial (alcaldes, concejales, Gobernador Regional, Consejeros Regionales). La tan positiva simultaneidad de las elecciones municipales y regionales permite que tanto durante la formulación de los programas y las campañas, como luego de instaladas las nuevas autoridades, los asuntos que más le importan a la ciudadanía y que más inciden en su calidad de vida y futuro, puedan pensarse, debatirse y articularse mejor. En consecuencia, son procesos políticos y electorales de la misma naturaleza territorial, que a diferencia de la elección presidencial, son más cercanos a la gente y a su realidad. Por lo mismo sería un grave error desacoplarlos, trasladando la elección de los gobernadores regionales a la fecha de la elección parlamentaria y presidencial. El hecho que la elección de los Consejeros Regionales por ahora se realice junto a la presidencial es un error de origen (no atribuible a los CORES), el que ya ha sido corregido por la Ley Orgánica Constitucional de elección de Gobernadores Regionales (N° 21.073), promulgada a inicios del 2018, que estipuló que ambas elecciones territoriales serán conjuntas desde el 2024 (año de la 2.da elección de Gobernadores Regionales). Si no hay razones para postergar la elección municipal de abril 2021, mantener la simultaneidad con la de gobernador regional, además de coherente, tampoco está asociado a mayores costos que su traslado a la presidencial.

Elección presidencial opaca y debilita la regional: En cambio postergar la elección de gobernadores regionales de abril a noviembre 2021, junto a la parlamentaria y presidencial, en vez de ordenar el calendario electoral, lo desordena aún más, por mezclar procesos de naturaleza diferente: territorial y político-nacional. Peor aún, la dinámica política, mayor visibilidad mediática y atención ciudadana de la presidencial (el trofeo mayor), significa opacar demasiado y rebajar la relevancia de esta inédita elección de la primera autoridad regional en la historia republicana del país.

Cumplimiento de compromisos: “debe transmitirse certeza a la ciudadanía” declaró hace algunos días una alta autoridad. Ello es especialmente válido para que después de 20 años de promesas políticas incumplidas, sin nuevas demoras y excusas, en regiones de una vez podamos elegir a nuestra primera autoridad regional. Junto con respetar la simultaneidad de las elecciones municipales y regionales, más que postergar, lo que corresponde es enviar los proyectos de ley corta de competencias y de financiamiento local-regional.

Es tiempo de cumplir lo prometido y aprobado, dotando ahora a los municipios y gobiernos regionales de la capacidad para hacerse cargo de éstas y de futuras otras crisis y catástrofes que periódicamente nos afectan como país.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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