Por: Jorge Pizarro S. Senador por la región de Coquimbo
Hemos escuchado en términos generales los ejes del proyecto del Erario Nacional para el próximo año. La Moneda dice que una de sus prioridades son las glosas necesarias para enfrentar las consecuencias de la escasez hídrica que se instaló en gran parte del territorio nacional, de no haber recogido el guante y poner énfasis en esta urgencia, hubiese sido un gran autogol.
El año pasado, los fondos del Ministerio de Agricultura para proyectos de riego aumentaron un 2,5% a más de $ 27.000 millones. En tanto, el plan de aceleración económica del gobierno considera adelantar para 2019 y 2020 inversiones en embalses hídricos y obras de riego por más de US$ 200 millones.
Pero creemos que más allá de las cifras cuyo desglose aún no conocemos en detalle, lo relevante son los proyectos en carteras cuya acción es estructural para mejorar la respuesta del Estado y no solo a la contingencia que actualmente recae en Indap, siendo cada vez insuficiente: es necesario inversión pública en infraestructura para mejorar la eficacia de riego y embalses, también proyectos que debieran ser ya de interés público como las desalinzadoras y por qué no, la carretera hídrica.
Esa es una de las prioridades, y el papel todo lo aguanta, lo complejo es que, si bien el Gobierno anuncia grandes inversiones públicas para reactivar la economía que está bastante estancada, por otro lado no establece ningún aporte nuevo o distinto que permita pensar que va a haber recursos para inversiones nuevas en cada una de las regiones. Situación que ya experimentamos en la magra ejecución del erario 2019 en Coquimbo.
La contradicción del Ejecutivo en este nuevo proyecto abarca desde lo “responsable” que es hablar de austeridad y reactivación en un mismo sentido; hasta disponer de potenciales fondos como los de una futura reforma tributaria que aún no ha sido aprobada. Parece que la única certeza es que no se ve por ahora que haya una concordancia entre lo que se anuncia y lo que después sucede en terreno.
Entonces no queda otra que esperar que a la Región de Coquimbo sean destinadas glosas correspondientes y recursos designados con nombre y apellido para proyectos que generen empleo y ayuden a las regiones a paliar el problema del poco crecimiento, escasez hídrica, ejecución e inversión regional. Así, clarito y a la altura de la discusión que se viene.
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