Por: Carolina Garafulich. Gerente general de PlanOK
Las huellas que la pandemia está dejando en el mercado laboral, especialmente en cuanto al empleo femenino, son complejas y requieren una mirada multidimensional para su recuperación. Según datos del INE, en el punto más crítico de la pandemia se perdieron 899 mil puestos ocupados por mujeres. Y a la fecha sólo se han recobrado 395 mil.
La cifra contrasta con el mercado laboral masculino, que tras la pérdida de 938 mil puestos, ya lleva recuperados 572 mil. En porcentajes, si la ocupación general cayó 20,62% en 12 meses, la masculina lo hizo en 18,35% y la femenina en 23,67%. Peor aún, el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID) estima que los países más afectados con la caída del empleo femenino son Chile, Perú y Brasil.
Para el Banco Central, el daño al empleo femenino ha venido de la mano de fenómenos como el que las mujeres deban dedicar mayor tiempo al cuidado del hogar, en parte por la suspensión de servicios educacionales y los diferentes grados de confinamiento. Como un sello cultural atávico, en Chile las crisis de distinto tipo hacen que la mujer regrese a la casa.
Para el presidente del Banco Central, Mario Marcel, el fenómeno es preocupante, ya que la velocidad y la forma en que las mujeres vayan reincorporándose al mercado del trabajo va a determinar en buena medida el desempeño del mercado del trabajo y de la recuperación de la economía.
En esto el trabajo asociativo es crucial. Un buen ejemplo es el portal Mujeres en obra, plataforma web público-privado que incluyó a la Bolsa Nacional de Empleo (BNE), CCHC y Sence, que ofrece puestos de trabajo, cursos de capacitación, orientación laboral y opciones de certificación de competencias específicas en la industria de la construcción.
Creemos que es hora de establecer medidas urgentes y de alcance estructural para combatir este tipo de debilidades en el mercado laboral chileno. Algunos proponen incentivos financieros para empresas que contraten más rápido a mujeres que a hombres, pero ¿qué pasa si impulsamos una verdadera transformación cultural en torno a las responsabilidades particulares de cada persona? Cuando entendemos que hombres y mujeres están sujetos al quehacer del hogar y crianza de los hijos se eliminan las barreras y obstáculos que hoy mantienen la brecha tanto en la contratación femenina como en la equidad salarial.
Si todos compartimos las mismas responsabilidades en el ámbito privado, podremos aprovechar las mismas oportunidades en el ámbito laboral, siendo las capacidades profesionales las que primen sobre el género. Es momento de visibilizar a las mujeres profesionales en todos los niveles, en distintos cargos y en diversas industrias; revisar casos de éxito de la participación femenina en la fuerza laboral en el mundo, para inspirar, atraer y promover liderazgos capaces ver el impacto positivo de tener mujeres para los resultados de sus organizaciones.
La crisis sanitaria otorga un escenario ideal para, a través de soluciones creativas, generar iniciativas que de una vez permitan acortar con fuerza la brecha laboral y salarial. Más allá de los diagnósticos y el reconocimiento del problema, entre todos debemos trabajar por mejorar el acceso de la mujer al mundo del trabajo con las particularidades de cada sector económico.
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