[Opinión] Resistencia al cambio

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Por: Francisco Ortúzar. Socio Orca Business Consulting


Después de meses de pandemia y aun cuando hay temor a la segunda ola, existen muchos reticentes a vacunarse por el miedo a sus posibles efectos. En contraste, la mayoría de los expertos del Panel de Políticas Públicas considera que la inoculación debiese ser obligatoria.

La resistencia a lo desconocido es natural y transversal. Lo mismo sucede en otras esferas públicas y privadas, donde existe fuerte resistencia a modificar procedimientos y prácticas, que con el tiempo se han hecho opacas y han perdido claridad.

Suele acomodarnos que otros sean los conejillos de indias, que otros cambien y que además lo hagan conforme a lo que nosotros creemos que es mejor, pero cuando se trata de vernos obligados a adoptar nosotros mismos ciertos ajustes, muchas veces quedan en evidencia dolores y vergüenzas muy profundas, por procedimientos que han perdido vigencia, sobre todo en un contexto actual de ortogonalidad que exige adecuación.

Las múltiples dimensiones, tanto a nivel sanitario, político, económico, social, cultural, e incluso a nivel de redes sociales, se enfrentan con el pensamiento cartesiano de ejecutivos y de algunos líderes.

Puede ser incómodo obligar a los ciudadanos o forzar ajustes en equipos, pero es parte de la responsabilidad de quienes toman decisiones a nivel país y a nivel empresarial. Dar los pasos necesarios y aplicar los cambios oportunos no debe responder sólo a la legitimidad pandémica, a la que nos vimos obligados para mantenernos operando con el virus, sino que se requiere una legitimidad metodológica, que es hacia la que estamos transitando. Se deben cambiar procesos internos que permitan operar a un nivel superior.

Es así como, la mayoría advierte el problema y la necesidad de la vacuna, pero no sabe cómo abordarlo. Lo que sí sabe es que requiere que metodológicamente se legitime la forma de abordar, para que los cambios queden instaurados acertadamente.

La pandemia fue una buena excusa para cambiar y acelerar procesos, salir de la inercia, en tiempo y en forma. Ahora con metodologías adecuadas –que den la confianza y comodidad necesaria- se puede vencer esta resistencia y validar los pasos que se están dando para lograr los objetivos superiores y mejores resultados. Dejemos de aferrarnos a viejas costumbres y atrevámonos a aprovechar el momentum, pero con legitimidad, considerando también un nuevo contrato social.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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