Por: César Arellano V. Magister en Trabajo Social – Docente UTEM
La incómoda política de retiros de fondos individuales desde las AFP, sin lugar a duda y aunque algunos lo nieguen, no sólo han permitido favorecer a las personas más vulnerables en esta pandemia, sino que también ha logrado mantener nuestra economía a flote, ya que miles de personas han podido responder a deudas contraídas con el mercado, cubrir sus necesidades más urgentes, o acceder a insumos para generar o mantener sus emprendimientos.
Se trata del mismo mercado que cada vez que se anuncia un nuevo retiro, pone en alerta a variados/as y distinguidos/as economistas y políticos/as, los cuales ponen el grito en el cielo y auguran los peores males si éstos son aprobados, lo cual no ha ocurrido con ninguno de los retiros anteriores. Al final y al cabo, el fantasma de la inflación con la que alarman a la población, ya se ha instalado en Chile y en el mundo, lo cual no ha sido gracias a los retiros.
Si bien estoy convencido que el cuarto retiro se va a aprobar, esta vez estará condicionado por el pago de impuestos, la imposibilidad de retirar a los pensionados por renta vitalicia y a personas de altos ingresos, es decir, la famosa “letra chica”.
El rechazo dado por el Senado ha generado polémica y, sobre todo, incomodidad para algunos actores políticos por lo cercano del proceso eleccionario. Muchos de los actuales candidatos están condicionando su próxima reelección con su voto negativo.
Si bien la situación de la pandemia no es la misma que vivíamos el año pasado, es claro que la gran mayoría de las personas, que actualmente perciben el IFE, ya no cuentan con fondos en su AFP que les permita realizar retiros, por lo que la población directamente beneficiada por esta iniciativa es la siempre vulnerable clase trabajadora, la mal llamada clase media.
Aquellos que no han dejado de trabajar, funcionarios públicos, municipales, de empresas privadas, entre otros y los pensionados de AFP, quienes deberán evaluar, en la intimidad de sus hogares, si realizar o no este retiro en caso que se apruebe.
En un Chile donde el precio del gas, la bencina, el pan, y los bienes esenciales aumentan todos los días, negar esta realidad y rechazar esta iniciativa en estos difíciles momentos no sólo es inaceptable y poco empático, sino además poco ético.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.