[Opinión] Sobre la “biología de los sistemas” de las comunidades emprendedoras

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Por: Lorena Gallardo. CEO de Fundadoras


La naturaleza nos entrega pruebas significativas sobre cómo se desarrolla la vida en comunidad. Su variedad de climas, ambientes, territorios y especies, junto con todo lo que la humanidad ha propiciado en miles de años de existencia, demuestran una constante interrelación entre los seres vivos y todo el ecosistema. De ahí que el calentamiento global y las consecuencias del cambio climático sean el gran dilema de esta época, ya que no nos permiten gozar de la vivencia tranquila y conjunta en la Tierra.

Este mismo concepto se puede llevar al emprendimiento, el que también precisa de una comunidad para fortalecer a cada uno de sus individuos. Permiten aprender de quienes ya hicieron lo que tú quieres, recibir el apoyo indicado y promover lo mejor de cada uno en pos de un objetivo.

Congregan a muchas personas diferentes pero con metas, valores y aspectos en común, además de nutrirse de distintas estrategias de negocios que pronto pueden ser un éxito. Y tal como sucede en la ecología, la “biología de los sistemas” del emprendimiento promueve casi a la par el progreso personal con el colectivo.

Pero para que pueda existir una comunidad se requiere de un asunto fundamental: la colaboración. En la naturaleza también hay ejemplos donde las especies lo emplean como supervivencia, pues entienden que el empuje colectivo resulta más efectivo que una o varias aproximaciones individuales en el momento. Y que cuando uno cae siempre debe haber otro para levantarlo, algo que en una actividad de tantos porrazos como el emprendimiento puede ser un gran alivio.

La colaboración resulta el mecanismo más adecuado para llevar a cabo una estrategia, sobre todo en seres innatamente sociales como los humanos. La nuestra puede ser de negocios, de marketing o de fidelización con el cliente, como también de realización personal. Lo importante es que promueva el entendimiento, el cambio y la capacidad de adaptación.

Tres puntos indispensables para dominar la instantánea y volátil era digital que estamos viviendo. Hoy somos más rápidos, hábiles e innovadores ante las necesidades propias y las del entorno; no por nada las empresas que fomentan la empatía y el apoyo en distintas tareas internas suelen obtener mejores resultados en sus distintas líneas de negocio.

Otro punto importante es la inspiración, debido a que todos en algún momento tenemos la necesidad de ser parte de algo. De sentirnos importantes, de contar un relato sobre nuestra vida. De tener una imagen o reflejo del cual mirarnos y saber lo que estamos haciendo bien, lo que hay que mejorar y qué podemos esperar de ello. O simplemente tener referentes a los cuales seguir porque los admiras por lo que son.

Hoy un emprendedor, que por esencia es capaz de identificar necesidades y hacer lo posible por resolverlas, nunca debe olvidar que él y su negocio están aquí para convivir con el resto. ¿Y qué no es “el resto” que estar amparados en una comunidad? El poeta y filósofo estadounidense Ralph W. Emerson decía que la creación de mil bosques está en una bellota.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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