Por: Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Director del Consejo Chileno de Tecnologías de Información y Comunicación. Académico, conferencista y pensador laico, estudia la Sociedad Digital y la Gestión del Conocimiento. Fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile
Una sociedad redimida es aquella que se salva por el sacrificio de otro (un Redentor). La redención es salvar o rescatar a alguien, dar por terminado su castigo o deuda, por ejemplo, el pago para obtener la libertad de un esclavo, cautivo o moroso. El tema es relevante, en la iglesia católica la redención es un tema central que marca el pensamiento de la sociedad. Enseña el sacrificio, es decir, la pasión y muerte de Jesús, para la salvación del género humano.
La Redención se refiere a la expiación, redención o pago de Jesucristo y al hecho de que ese sacrificio nos liberó del pecado. Según esa doctrina, la expiación redime a todo el género humano del pecado, de la muerte física, y, por medio de esa expiación, los que tengan fe en Él y se arrepientan, serán también redimidos de la muerte espiritual. Acceden a la vida eterna y a la diestra. Todos y cada uno de los artículos del Credo de los Apóstoles son artículos de fe, y dogmas, para los católicos. Una verdad absoluta, definitiva, inmutable e infalible. Al respecto, vale la pena reflexionar y ejercitar la consciencia y la conciencia.
Esa categoría de pensamiento (la redención) parece ser la base de los males en la cultura judeo-cristiana. Un arcaísmo que se arrastra hasta nuestros días, desde el punto de vista que otro puede pagar por los pecados propios, redención y vida eterna para los que creen y se arrepienten. Parece incomprensible este concepto y racionalmente perverso, incoherente e inconsecuente. Entraña permisividad, proteccionismo, paternalismo, abuso, arbitrariedad y sobre todo impunidad. ¿Qué mérito puede tener aquello para los salvados? ¿Qué justicia representa para las víctimas de las faltas redimidas?
¿Existe el libre albedrío o no existe? Si las acciones son decisión y responsabilidad propia (deísmo), ¿De dónde surge la idea que otro puede ser el redentor? Por el contrario, si Dios es el que decide y gobierna nuestras vidas (teísmo), ¿Cómo se pretende la salvación por un redentor? La salvación de la que se habla implica que el redimido debe someterse y creer los dogmas del señalado Redentor.
En ese sentido interesa señalar que, frente a la violencia, abuso, corrupción, delincuencia, materialismo, permisividad y atropello a la dignidad humana, cabe la pregunta: ¿Se quiere que aquello sea redimido?. Tensiona pensar que esa concepción redentora de la vida ha generado impunidad, un endoso Ulteriorista. Se evidencia la tensión ética (filosófica) entre lo Citerior, lo de esta vida, y lo Ulterior, lo que está más allá de esta vida.
Es necesario promover la consciencia sobre lo Citerior, una ética de la responsabilidad en nuestros actos, nuestra auto-redención cotidiana, compromiso con la justicia, hacernos cargo de vivir la fraternidad, nuestra responsabilidad solidaria, responder por lo que hacemos en función de los méritos o pecados propios de nuestra vida.
El materialismo exacerbado de la sociedad tiene responsables; lo mismo que el minimalismo de la dignidad humana; la destrucción del medio ambiente; también el genocidio de biodiversidad con la extinción de especies animales y vegetales; la concentración de la riqueza; la expansión de la pobreza; la violencia; el hambre; la desesperanza de los seres humanos, no pueden ser acciones impunes.
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