Por: Fernando Cortez. Gerente general Asociación de Industriales de Antofagasta
En el contexto de las trascendentes definiciones políticas que nuestras autoridades y constituyentes están discutiendo, uno de los temas que nuestra región debe instalar con la máxima decisión, argumento y coordinación es el relativo al suelo fiscal y su rol en el desarrollo productivo, social y sustentable.
Las principales organizaciones, autoridades y líderes regionales comparten transversalmente que bienes nacionales es un ministerio centralista y que no ha jugado el rol promotor y potenciador del desarrollo productivo y social de la principal región minera industrial, exportadora y segundo PIB del país. Los principales gremios de la industria, construcción, transporte, comercio y servicios de las comunas de nuestra región se han manifestado de manera formal, regular y persistente para que este ministerio asuma el rol promotor del desarrollo que le corresponde al ser dueño del 75% de la superficie de nuestra región.
Nuestras actuales empresas regionales (principalmente pequeñas y medianas) junto a las que están por ser creadas por los emprendedores e innovadores y, aquellas que llegan a instalarse en nuestra región, necesitan de territorio planificado, urbanizado, con precios y modalidades de pago que efectivamente permitan la consolidación en nuestra región de un polo industrial, de clase mundial, sinergizado comunalmente, que acompañe y potencie a nuestros gigantes motores económicos de la minería metálica, minería no metálica, energía, puertos, desalación, turismo, astronomía, comercio internacional. Al mismo tiempo, este suelo fiscal debe atender de manera urgente las necesidades sociales de vivienda y espacios públicos de una región que debe dar un salto robusto en la calidad de vida de sus habitantes.
En el actual debate nacional debemos abrir paso a una voz regional potente e influyente en las decisiones estratégicas que están por tomarse. Somos una región minera, energética, portuaria, turística, astronómica, líder en desalación, eje de integración comercial, que debe hacer sentir con fuerza su voz para que nuestra región pase a ser un actor protagónico en la administración de su suelo fiscal.
El centro metropolitano y el sur agrícola deben escuchar la voz de esta región, pilar de la economía y exportaciones nacionales. Nuestra potente estructura productiva necesita empresas regionales que puedan seguir desarrollándose y para eso necesitan suelo, terreno, barrios industriales potentes.
Nuestra comunidad necesita una oferta habitacional dinámica y a precios que no los lleven a decidir por comprar casa en otras regiones. Bajo el liderazgo de nuestro Gobernador Regional debemos levantar la voz regional con esta propuesta descentralizadora que le aporta a nuestra región y al país.
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