[Opinión] Transformación de los sistemas agroalimentarios y el rol del sector privado

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Por: Eve Crowley.  Representante de la FAO en Chile


El pasado domingo 31 de octubre comenzó la vigesimasexta Conferencia de las Partes (COP) en Glasgow, el encuentro donde cerca de 200 países deberán negociar las medidas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En agosto, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) advirtió la cercanía de un desastre climático irreversible, si no se implementan las acciones de mitigación necesarias para mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 1.5°C.

Este “código rojo para la humanidad”, según las palabras del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, fue recientemente confirmado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) quien acaba de anunciar que, en 2020, pese a las restricciones por la pandemia, las emisiones de gases de efecto invernadero han tocado su máximo nivel, una tendencia que nos acerca a vivir fenómenos naturales más extremos, como olas de calor, marejadas, inundaciones y sequías, algo que en Chile hemos aprendido a conocer.

Entre las principales causas de esta situación se encuentran los sistemas agroalimentarios que contribuyen con aproximadamente el 80% de la deforestación y hasta del 29% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo (UNFSS, 2020). La producción de alimentos también afecta a los océanos que sufren una sobrepesca crítica, con el 34% de las poblaciones de peces en niveles ecológicamente insostenibles.

A pesar de los avances en la política doméstica, tales como la Estrategia de Sustentabilidad Agroalimentaria 2020-2030 y la actualización de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), a menos de diez años de que se cumpla la fecha para el logro de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el cumplimiento de las metas relacionadas a los sistemas productivos naturales está supeditada a que se logren movilizar las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos, las empresas y las personas.

El sector privado, en particular, es un actor clave para combatir el cambio climático y avanzar con los compromisos de la Agenda 2030. A través de la generación de inversiones y la adopción de innovaciones y nuevas tecnologías, las empresas pueden mejorar la producción, la nutrición, el medio ambiente y, por ende, la calidad de vida de las personas, especialmente en el caso de los grupos vulnerables cuyos medios de vida dependen de la provisión de la naturaleza y sus servicios ecosistémicos.

Con el fin de acelerar esta transformación, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) organiza la Ronda de Negocios con Impacto “Sistemas Productivos Naturales” junto con Mentores de Impacto y Sistema B Chile, para generar sinergias y trabajar aunando en encontrar soluciones en los ejes de la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y acuicultura y agroindustria con foco estratégico en la escasez hídrica.

Iniciativas como esta Ronda de Negocios permiten avanzar hacia la transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean más sostenibles, respetuosos con la naturaleza, que permitan mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático y asegurar, al mismo tiempo, una alimentación saludable para toda la población, dejando un mejor planeta a las generaciones futuras.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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