[Opinión] Un aprendizaje que nos debe dejar la pandemia actual

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Por: Valentina Santelices R.  Abogada de la Universidad de Chile. Consultora en Sustentabilidad


“Estar preparado como comunidad para enfrentar debidamente una emergencia, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, esa fue una de las frases elegidas por la comunidad Casanareña, ante el simulacro nacional de Colombia de octubre de 2018. Elegí esta frase para comenzar esta reflexión pues entre el sinnúmero de enseñanzas que nos está dejando esta pandemia del Coronavirus, está la falta de preparación con que nos sorprendió como sociedad.

Así durante un par de meses las noticias mostraban como crecía esta enfermedad en Wuhan, China, mientras en occidente lo mirábamos como si fuera una película, como una afección que nunca llegaría a occidente – como la gripe aviar, SARS, Síndrome de las vacas locas o Ebola- y no nos afectaría de la manera como nos está golpeando.

Sin embargo, contra todo pronóstico de los ciudadanos comunes, nos golpeó y muy fuerte, nos encontramos en medio de esta enfermedad sin conocerla muy bien, con múltiples voces que se muestran como expertas sin suficiente estudio ni academia para ello, sin información sobre como se comporta el virus en si, o cuales son sus consecuencias tanto en la salud como en la economía, las relaciones internacionales, las decisiones de salud publica, políticas, o la vida cotidiana de los ciudadanos.

Con todo, una vez que se generen suficientes anticuerpos y se descubran las vacunas que el mundo requiere, pasará como tantas epidemias que han azotado al mundo en su historia – y que hoy son historia-. Entonces la pregunta que debiéramos hacernos es si volveremos a nuestra acostumbrada realidad o si cambiaremos nuestro actuar, ¿qué nos deja como enseñanza, si es que un nuevo virus o aflicción nos afecta?.

Porque si de algo debemos estar ciertos es que una nueva crisis nos azotará con más o menos intensidad, no solo de contagio como esta, pueden ser sequías, incendios, erupción volcánica, terremotos, colapso de estructuras o aluviones, pero SI ocurrirá en nuestros tiempos o los de nuestros hijos, entonces AHORA ES CUANDO se debe preparar a la población para enfrentarlas de mejor manera, sacando de esta experiencia la mejor enseñanza empírica, introduciendo un cambio cultural y concientización en nuestro actuar.

Con la preparación de la población no me refiero a los sistemas vigentes de atención de emergencias, como ONEMI en Chile, pues estos se activan una vez decretada la situación de emergencia, sino que a sistemas de antelación a la ocurrencia de la emergencia, con debida colaboración y entendimiento de la comunidad, los que ineludiblemente requieren partir de lo esencial que es la transparencia e información oportuna, que considera  el conocimiento de la existencia de riesgos, su posible magnitud y la activa participación de las comunidades, ello como parte de un compromiso institucional (públicos y privados) que involucra a la educación como factor indispensable para la toma de conciencia ciudadana y la diseminación eficiente de las alertas, así como el diseño de estrategias para hacerles frente, disponiendo de las mas avanzadas tecnologías al servicio de las personas, políticas públicas sólidas y suficiente financiamiento para ese momento que ojalá nunca llegue.

Ahora es cuando, las industrias, el Estado y los ciudadanos debemos promover conocimiento, desarrollar capacidades y actitudes dirigidas a reducir los riesgos y actuar adecuadamente en situaciones de emergencia, mediante la utilización y promoción de Sistemas de Alerta Temprana, los cuales han de ser diseñados con y para que la población actúe ante la proximidad de un evento destructivo, aplicando medidas anticipadas y efectivas, para reducir o evitar la pérdida de vidas y daños materiales.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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