[Opinión] Una nueva constitución para despatriarcalizar Chile

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Por: Andrés Kogan V. Sociólogo. Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable. Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea


A solo semanas de que se realice el plebiscito de salida de la nueva propuesta constitucional en Chile, siguen apareciendo encuestas sobre qué pasará ese día, las cuales más allá de los resultados que se presenten, es muy difícil de prever que sucederá, ya que será esta vez una votación de carácter obligatorio, lo que cambia completamente el escenario político, luego de varias elecciones con voto voluntario.

Uno de esos estudios, ha sido la segunda encuesta nacional de opinión y percepción de las mujeres sobre el proceso constituyente, realizado por la plataforma Nada Sin Nosotras, que agrupa al Centro de Estudios de la Mujer, el Observatorio de Género y Equidad y Corporación Humanas, el cual muestra cómo las mujeres están percibiendo el nuevo texto constitucional.

Si bien los resultados muestran que el 56.4% señalan que la propuesta constitucional será una mejora para la situación concreta de las mujeres, ante el derecho a la seguridad social, igualdad salarial, reconocimiento al trabajo doméstico, derecho a los cuidados, paridad en instituciones públicas, derechos sexuales y reproductivos y derecho a vivir en entornos libres de violencia, sólo un 31% señala que va a votar por el apruebo, lo que evidencia una enorme falta de claridad en la información entregada.

Ante esto, es innegable la responsabilidad que han tenido no solo los grandes medios de información concentrados en Chile, llenos de intereses privados, prejuicios y opositores a cualquier tipo de transformación en el país, sino también el pobre trabajo informativo de la misma Convención Constitucional y de la televisión pública de Chile, como lo es TVN.

No obstante, ya es tarde para lamentarse, por lo que el trabajo debiera estar centrado en ese 32% de mujeres que aún no han decidido su voto aún, a pesar de que la mayoría de ellas ve que el texto mejorará sus vidas, y que de acuerdo a lo señalado por el informe sobre brecha de género del Foro Económico Mundial, nos deja apenas en el puesto 47, en donde las mujeres en Chile reciben un 30% menos de ingreso que los hombres.

De ahí la importancia de recalcar durante la campaña, datos concretos en el país, que evidencian una desigualdad brutal entre hombres y mujeres aún, como lo es la bajísima presencia de ellas en la toma las decisiones en el ámbito público (10, 5% en directorios, 17% en municipalidades y 35,5% en la cámara de diputados), y el bajísimo aporte de los hombres en el ámbito privado (38% dedica 0 tiempo a labores domésticas, 57% dedica 0 tiempo a cuidado de hijas e hijos y un 71% dedica 0 tiempo a su acompañamiento escolar).

En otras palabras, hay que lograr instalar un relato simple que muestre lo histórico que será para las mujeres el aprobar esta nueva constitución, no solo por ser la única en el mundo escrita de manera paritaria, sino porque es la primera vez en la historia del país, que será votada y escrita por mujeres, lo que lo hace algo inédito.

Por lo mismo, se debe transmitir el orgullo que es que esta nueva carta magna se nombre 13 veces a las mujeres, a diferencia de la actual, que solo lo hace una vez, y que existen 35 normas de género en el texto, lo que lo pone a la vanguardia a nivel mundial, al igual que en materia ambiental.

En consecuencia, no es menor que plantee explícitamente desde el prólogo, el nosotras y nosotros, que señale en el artículo 1 la idea de una democracia inclusiva y paritaria, y que esté presente la perspectiva de género en los distintos derechos sociales existentes (educación, salud, vivienda y trabajo) y también en los nuevos sistemas de justicia.

En el caso de la educación específicamente, será clave su rol en el nuevo sistema nacional, el cual tendrá por misión instalar un tipo de formación no sexista, que no solo rompa con los estereotipos de género existentes, que tanto daño le han hecho a las mujeres históricamente, sino también que derribe un mandato de masculinidad, que solo genera hombres dominados por la competencia sexual, la productividad, el éxito económico, el control sobre otros y la verticalidad en las relaciones humanas.

En otras palabras, lo que se trata es que esta nueva constitución, una vez aprobada, sea una caja de herramientas que permita despatriarcalizar Chile, no solo de las múltiples violencias contra las mujeres, sino también de la violencia de los hombres contra sí mismos, para pasar del hombre 0 al hombre plural, para que se abran así a nuevas masculinidades.

Por último, todo este proceso no hubiera sido posible, sin la enorme lucha histórica del movimiento feminista en Chile, en donde al igual que en otras partes del mundo, ha empujado por décadas la construcción de un mundo distinto, el cual este 4 de septiembre puede ser el inicio de algo muy grande para todas y todos.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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