Pablo Catalán, Decano Ingeniería UDEC: “Ni la ciencia, ni la tecnología, ni la innovación responden a vaivenes políticos”

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Académico destaca el papel crucial del CTCI en definir una estrategia estable y de largo plazo para la ciencia y tecnología en Chile. Subraya que, a diferencia de otros ámbitos, estos campos deben avanzar sin ser influenciados por cambios políticos, garantizando así un progreso constante y sostenido


El Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo (Consejo CTCI), instancia asesora de la presidencia, enfrenta el desafío de formular políticas duraderas para el avance de la ciencia y la tecnología en Chile.

En su reciente incorporación, el Dr. Pablo Catalán Martínez, Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, ha destacado la importancia de la estrategia a largo plazo en este contexto. “El consejo es una orgánica estratégica del país, donde se discuten los lineamientos de largo plazo en lo que puede hacer la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación”, comentó Catalán.

El académico explicó que el Consejo CTCI está compuesto por un grupo diverso de expertos que se reúnen periódicamente para definir estrategias a largo plazo. “Nos reunimos en forma periódica, discutimos, conversamos, tenemos visiones muy diferentes entre nosotros, lo cual es bueno, y generamos propuestas para el largo plazo para el país”, dijo. Esta estructura permite al Consejo abordar desafíos complejos con una variedad de perspectivas, garantizando un enfoque integral y robusto.

El Decano también enfatizó la importancia de mantener una visión coherente y estable a pesar de los cambios en el gobierno, resaltando que “Entendiendo que ni la ciencia, ni la tecnología, ni la innovación responden a vaivenes políticos. Son preguntas de largo plazo, son preguntas de Estado”. Inspirado en modelos internacionales como el de Finlandia, el Dr. Catalán espera que el Consejo continúe fortaleciendo su autonomía y capacidad para generar un impacto duradero en el desarrollo científico y tecnológico de Chile.


Usted lleva ya cuatro meses siendo parte de este consejo, ¿cómo ha recibido desde el punto de vista personal y profesional ese desafío?

El primer término por las características del consejo, a través de los años, a través de distintas administraciones en el gobierno, ser parte del consejo es un gran honor. El consejo es una orgánica estratégica del país, donde se discuten los lineamientos de largo plazo en lo que puede hacer la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación. Por ende, cuando se nos cursa la invitación, uno la acepta con un compromiso hacia el desarrollo del país.


¿Cómo podríamos definir el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología?

Es un grupo de personas, cada una con una trayectoria singular, en ámbitos que son propios de la ciencia y la tecnología, de la innovación que buscan aportar al país fijando la estrategia a largo plazo en lo que es la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación para Chile. Nosotros nos reunimos en forma periódica, discutimos, conversamos, tenemos visiones muy diferentes entre nosotros, lo cual es bueno, y generamos propuestas para el largo plazo para el país.


Este es un grupo que está compuesto de 14 consejeros. ¿Cómo actúa este organismo? ¿Es autónomo? ¿De quién depende?

El consejo es una orgánica más bien de carácter técnico. Quienes tenemos la fortuna de participar en calidad de consejeros o de consejeras, aportamos con nuestros conocimientos sobre lo que es básicamente en el largo plazo la política pública en ciencia, tecnología, innovación y en ese sentido asesoramos o entregamos opiniones y propuestas y en algunos casos, validamos también ciertas preguntas en torno a la política pública de CTCI en Chile. El Consejo entrega opinión, por ejemplo, al Ministerio de Ciencia y Tecnología, también comparte discusión con CORFO y por cierto también con la Presidencia.


¿De quién depende directamente el consejo?

El Consejo depende de la Presidencia. La historia del Consejo es bien interesante porque nació en el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, con otro nombre y su primer líder fue el exministro Edgardo Boeninger.
A través de los gobiernos de la Presidenta Michelle Bachelet, del Presidente Sebastián Piñera, ya sea en sus primeros o segundos gobiernos, el Consejo ha ido modificando su conformación en función de la entrada y salida de distintas personas con conocimiento en el ámbito y también bajo la presidencia de distintos líderes.

Hay personas bastante relevantes que han liderado el consejo, lo cual hace hoy día Silvia Díaz. En el pasado, presidente del Consejo ha sido Gonzalo Rivas, Nicolás Eyzaguirre, Álvaro Fischer, Fernando Flores, Eduardo Bitrán, personas con conocimientos amplios en el ámbito de la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación y en particular en ámbitos de la política pública del largo plazo.


¿Cuál es la competencia con el Ministerio de Ciencias?

El Consejo refuerza al Ministerio, porque lo que hace el consejo es definir la estrategia, el largo plazo, los lineamientos. El Ministerio se preocupa más bien de la parte táctica operativa en la implementación de las políticas públicas. El Consejo en ese ámbito no entra, solo se avoca a entregar lineamientos de largo plazo, por ejemplo, Chile tiene que construir determinadas fortalezas o capacidades en ciertos ámbitos de desarrollo tecnológico.

 

Hasta ahí llegamos nosotros, después entra el Ministerio de Ciencia y Tecnología o la misma CORFO e implementan esas políticas públicas. También ellos son bien activos en la discusión con el Consejo, la ministra o el vicepresidente de la CORFO participan de las conversaciones que tienen lugar en el consejo en más de alguna oportunidad.


¿Cómo se estimula la estrategia de Estado que sea capaz de trascender a los vaivenes políticos y a los énfasis que cada gobierno tiene? ¿Cómo logramos mantener este ímpetu más allá del gobierno de turno?

Entendiendo que ni la ciencia, ni la tecnología, ni la innovación responden a vaivenes políticos. Son preguntas de largo plazo, son preguntas de Estado. La discusión que se da en el largo plazo en ámbito estratégico no tiene que estar contaminada por vaivenes políticos del día a día y esto lo han hecho varios países antes que nosotros.

El Consejo está muy inspirado en una estructura muy similar que nació en la década del sesenta en Finlandia, que cumplió el mismo rol y que ha logrado, con distintos nombres igual que aquí en Chile, ir surfeando la ola de distintas administraciones. En Chile hemos logrado con nuestra cultura, con nuestros vaivenes propios, que organismos como el Consejo de CTCI tengan ciertos niveles de autonomía e independencia.

De hecho, participamos personas que pensamos muy distintos términos ideológicos y se dan discusiones interesantes de mucho respeto entre diversas opiniones y logramos ciertos consensos. Los países, particularmente en ciencia, tecnología e innovación, logran ser exitosos en la medida en que logramos acuerdos de largo plazo con validación social alta. Si se logra eso, los países entran por un pasillo estrecho, como dicen algunos autores, de bienestar y de desarrollo económico.


¿Cuál es el estado del arte en torno a estos temas tan sensibles en nuestro país?

En primer lugar, nuestro país está en una posición expectante. Es un ecosistema de ciencia y tecnología todavía inmaduro en algunos ámbitos y en otros ámbitos exitosos. Por ejemplo, Chile ha logrado destacar producto de acuerdos de largo plazo y muy variados socialmente en emprendimiento base tecnológica desde la política pública y eso ha cruzado distintos gobiernos, gobiernos que eran muy distintos en su ideología política y se ha hecho un acuerdo en función de la importancia del emprendimiento, lo que ha permitido que gradualmente hemos construido una comunidad, una masa crítica y esperamos en los próximos años un ecosistema de emprendimiento más consolidado.

En ciencia y tecnología quizás la situación es un poco diferente. La gran reforma se da en los primeros años de la década de los 90, particularmente parte en el gobierno del Presidente Patricio Aylwin con un refuerzo importante del gobierno del Presidente Frei.

 

Ahora, sí hemos tenido algunas diferencias de opiniones, lo que ha generado un poco que los acuerdos sociales que son necesarios para impulsar la ciencia y la tecnología de largo plazo quizás no han tenido la misma consolidación que sí ha tenido el emprendimiento en los últimos 25 o 30 años. Nosotros, como país, estamos siempre en una posición desafiante.

Por cierto, la inversión en ciencia y tecnología, la respuesta es lógica, no es alta en Chile, es esperable, pero también no es menos cierto que hemos sido capaces de crear competencias de nivel global en algunos ámbitos, desde la astronomía y la oceanografía, algunos ámbitos de las ciencias biológicas, donde el país destaca a nivel global.


¿Qué es lo que nos falta para poder crecer?

Cuando uno ve países que han sido exitosos en estos caminos de crecimiento económico basado en tecnología hay dos capítulos. El primero tiene que ver con la instalación de capacidades científicas y tecnológicas. ¿A qué nos referimos con esto? A la instalación de laboratorios, creación de capital humano avanzado, masa crítica, doctores, magísteres, etc. Personas que saben mucho de ciencia y tecnología, personas que desarrollan ciencia y desarrollan tecnología.

En general, los países exitosos han cumplido esta etapa de la mano del financiamiento estatal grande, importante y muchas veces dirigido. Ese ha sido el caso de Corea, Finlandia, en parte también en el siglo 20, Estados Unidos y de varios países que son ejemplo hoy en día. Ahora, la segunda parte es distinta, y la segunda parte es la que hace que entre la dinámica del financiamiento privado. Ahí se necesita una masa crítica de emprendedores muy alta, que son quienes toman las ideas tecnológicas que se han desarrollado gracias a la capacidad que ya instalamos y crean los modelos de negocio y particularmente crean empresas.

La propuesta de valor del modelo de negocio depende de desarrollar tecnología, o sea, en términos más simples, para ganar plata y para sobrevivir tengo que desarrollar tecnología. Por ende, las inversiones en el desarrollo tecnológico crecen y eso solo se logra si tenemos muchos emprendedores y un ecosistema de emprendimiento dinámico que logra abordar las distintas etapas en el financiamiento privado de capital de riesgo, por ejemplo, en los escalamientos de emprendimientos.


Revista la entrevista completa aquí


 

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