La ministra Maisa Rojas destacó el trabajo realizado por las delegaciones y expresó que se trata de un acuerdo muy necesario. “Teníamos una última oportunidad para proteger la biodiversidad. Estamos enfrentando una pérdida de especies muy complejas para el mundo. Este acuerdo es una esperanza y una muestra de que la mayoría de los países queremos hacer las cosas bien”
Con un histórico acuerdo entre los países parte, terminó la COP15 de Biodiversidad, que se realizó en Montreal, Canadá, luego de que 196 Estados se alinearon en torno a una meta que ayudará a proteger la naturaleza de la grave crisis de pérdida de especies y ecosistemas que enfrenta.
En concreto, lo que se alcanzaron fueron 4 objetivos con 23 metas para 2030. Uno de ellos fue el acuerdo para proteger el 30% del planeta -tierra y océano- al año 2030 (30×30), con un énfasis en las zonas de particular importancia para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Esto va en línea con la evidencia científica que señala que contar con al menos el 30% de protección de la naturaleza, otorga al planeta la oportunidad de recuperarse y evitar la extinción de millones de especies.
Dentro de los acuerdos que se lograron en el documento histórico de Montreal -donde China ocupó la Presidencia de la cumbre- también se incluyen metas para la protección de humedales y selvas tropicales; mantener, mejorar y restaurar al menos el 30% de los ecosistemas terrestres, de aguas continentales, costeros y marinos degradados; detener la extinción de especies; se incluye el concepto de “uso sostenible” para cuidar los servicios ecosistémicos; se reconocen los derechos de los pueblos indígenas; y entrega de recursos financieros para la protección de la biodiversidad, entre otros puntos.
La ministra Maisa Rojas resaltó el acuerdo que se dio después de intensas negociaciones que duraron cerca de dos semanas y que se habían postergado por la pandemia del COVID-19. “Teníamos una última oportunidad para proteger la biodiversidad. Estamos enfrentando una pérdida de especies muy compleja y grave para el mundo”, dijo la ministra. “Los ecosistemas son el sustento de la vida de las personas y de las especies que habitan el planeta, por lo que para garantizar un futuro habitable debemos tomar conciencia desde el Estado, sector privado, sociedad civil, academia y toda la sociedad en general”.
Con respecto a las negociaciones, agregó que “este acuerdo es una esperanza y una muestra de que la mayoría de los países queremos hacer las cosas bien. Ningún país puede solucionar la triple crisis medioambiental por sí solo, debemos sentarnos a la mesa y conversar. Afortunadamente, eso fue lo que sucedió”.
En el documento –que detalla el plan de acción- también se establece que los países deben reducir a casi cero la pérdida de áreas de gran importancia para la biodiversidad; reducir el exceso de nutrientes, pesticidas y productos químicos altamente peligrosos; eliminar de forma progresiva o reformar los subsidios que dañen la naturaleza; los incentivos positivos para la conservación y el aumento del uso sostenible de la biodiversidad; movilizar al menos US$200 mil millones por año en relación con el financiamiento con la biodiversidad; los flujos financieros internacionales de los países desarrollados a aumentar los países en desarrollo; prevenir la introducción de especies exóticas invasoras y reducir al menos a la mitad el establecimiento de especies exóticas invasoras ya conocidas.
Junto con esto, los países acordaron reducir el desperdicio mundial de alimentos a la mitad y reducir significativamente el consumo excesivo y la generación de desechos.
Acuerdo 30×30
En línea con el acuerdo de proteger el 30% del planeta al año 2030, Chile ha sido reconocido por la conservación de sus áreas terrestres y marinas. De hecho, el país cuenta aproximadamente con un 22% del área terrestre protegida y un 42% de la Zona Económica Exclusiva bajo alguna figura de protección.
Para cumplir con el acuerdo, los países deberán implementar una gobernanza adecuada en las áreas protegidas que incluyan monitoreo y planes de manejo, entre otras políticas. En el caso de Chile, este punto se logrará con la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP).