En una casa rodeada de perros, gatos y mucha vegetación, pero en especial del amor de su marido e hijos, nos recibió para hablar de su historia y de su futuro, en el que ya se vislumbra competir por la alcaldía de Rancagua
Sobre ello conversó en exclusiva con Poder y Liderazgo, relevando sus inicios en la política, su alta votación y “del cariño que siempre he valorado de parte de la comunidad”, pero también del machismo que ha sufrido a la hora de ejercer su cargo al interior del Concejo Municipal.
¿Cómo llega Pamela Jadell a la política?
“Por mi amigo Eduardo Soto, cuando era concejal, e hicimos varias cosas juntos cuando en su campaña y posterior gestión, incorporamos al mundo privado a las políticas públicas. Fueron cosas puntuales, y cuando se presenta por un segundo período a alcalde, me dice que vaya de candidata a concejal, porque faltaba una mujer en la lista, y luego de conversarlo con mi familia, porque creí entender que el costo sería muy alto para todos, acepté y la verdad es que me gustó mucho… Me cambió la vida el poder ayudar en alguna medida a la gente”.
¿Qué te motivó a aceptar?
“En ese momento fue apoyar la gestión de Eduardo que siempre me pareció interesante y súper constructiva para la comunidad. Lo vi como la oportunidad de ser un aporte desde el consejo municipal, y luego de ahí se fueron abriendo otras puertas que hasta ese minuto no sabía que existían, y era poder relacionarme con la gente de la forma tan directa que lo estoy haciendo y eso de verdad me llena el alma y no son palabras de buena crianza”.
“Mis hijos ya están grandes y gracias a Dios tenemos la vida entre comillas resuelta, así que ahora me correspondía a mí apoyar a otros, y así lo entendí. El poder servir a la gente es algo increíble y por ello invito a cualquier persona, de cualquier pensamiento político, que tenga esta motivación, a atreverse porque puedes marcar la diferencia en la vida de muchas personas, aunque sea con un granito de arena”.
¿Has tenido costos que no esperabas?
“Altísimos, porque a mí me invitaron a formar parte de un equipo, y sinceramente y con una mano en el corazón, puedo decir que nunca me he sentido parte de ese equipo. Las mujeres no tenemos cabida en la política, y si estamos, se nos hace cuesta arriba y muy difícil. Hay que ser obstinada y perseverante. Ahí se siente la discriminación, y ello se palpa cuando uno no participa en las decisiones importantes, en la mesa chica como decimos en el campo”.
“Sin ir muy lejos, cuando Eduardo Soto dice en su discurso del 2 de octubre pasado que el próximo alcalde debe ser un hombre, sentí esa discriminación, pero no hacia mí, sino para todas las mujeres que nos hemos ganado el derecho a participar de la política, y que nos hemos ganado ese derecho en forma constructiva y con mucho esfuerzo. Los hombres no necesitan ganárselo, es como si fuera un derecho que les pertenece, pero en cambio a las mujeres nos cuesta porque debemos demostrar el doble y eso es totalmente injusto, pues en mi caso, nada ha llegado por arte de magia. Aquí hay trabajo y mucho tiempo dedicado a estar en terreno, escuchando a la gente, conociendo sus problemas y viendo cómo es posible ayudarlos”.
“Cuando sentí esa discriminación tan palpable, se vino el momento de tomar decisiones, y en eso estoy, analizando una posible campaña alcaldicia”
¿Cuánto ha cambiado el mundo político hacia la mujer?
“Yo no tenía mucha cercanía con la política antes de ser concejal, así que solo me puedo referir a lo que he vivido y a las personas que conozco, y veo que los seres humanos han cambiado mucho, pero falta más aún. Cuando fui a mi primera campaña era la única mujer de la lista de la UDI y RN, y eso demuestra que las mujeres no teníamos cabida en forma masiva. Era como que nos daban un cupo para que no reclamáramos. Cuando fui en mi segunda campaña a concejal, dije que me gustaría tener a una mujer como compañera de lista, y sentí como muchos se reían y decían pero para qué si las mujeres son tan complicadas y siempre les gusta brillar solas. Me parece una verdadera estupidez. Yo no soy así y mis amigas y cercanas tampoco. Uno brilla con las capacidades que uno tiene”.
¿Todos los políticos son machistas?
“No, a mí me ha tocado de todo. Trabajar por ejemplo con el diputado Javier Macaya, me ha enseñado que no todos son iguales, y eso se ve al conocerlo en terreno, y sentir cómo trata a las mujeres de igual a igual, porque eso somos: iguales. Pero la gran mayoría de los políticos si son machistas, y siento que nos tienen miedo”.
“Gracias al apoyo que siento en la calle, me resbala cada día un poco más el que algunos políticos machistas me cierran la puerta en la cara. Por el contrario, les doy las gracias, pues me han fortalecido”.
¿Quiénes son más machistas: los de derecha o de izquierda?
“Los de derecha y aunque me duela el alma reconocerlo, son más machistas, y espero pensar que es una inseguridad, pues miro a los partidos de izquierda y veo que las mujeres tienen una tremenda participación, pero en nuestro lado no es así”.
¿Cómo se cambia esto?
“Motivando a que las mujeres participen, y así podremos entre todas empoderar un poco más a que la política no sea tan machista. Sé que es difícil pues las puertas se te van cerrando cuando te ven como competencia y no una aliada. Y eso no solo se ve en campañas municipales, también en las de cores y parlamentarias. Los hombres no deben tenernos miedo, pues podemos trabajar a la par con ellos, y no porque seamos mamás y tengamos que llevar la casa, vamos a ser menos que ellos, por el contrario, somos multifuncionales. Las mujeres podemos hacer de todo y muy bien”.
Pasando al aporte femenino, ¿cuál sientes que ha sido?
“Creo que el toque femenino, esa sensibilidad que tenemos las mujeres y que no es menor, y lo cual es un plus que los hombres no tienen dentro de todo su pragmatismo. Nosotros colocamos cerebro, capacidad, fuerza, pero también corazón en lo que hacemos. De seguro hay hombres que también lo hacen, pero ahí nosotras les llevamos años luz”.
“En términos de proyectos, las mujeres tenemos una mirada distinta, nosotros le damos ese toque que no lo convierte en bonito, sino en necesario para la gente, porque como además de ser una mujer política, soy madre, esposa y dueña de casa, eso me da un valor agregado porque conozco de cerca lo que necesita la gente, y ahí el lenguaje es más directo y fluido”.
¿Desde tu rol como concejala puedes hacer un cambio?
“Es difícil, pues las atribuciones las tienen los alcaldes, pero de todas formas tratamos, al menos yo, de marcar un cambio en beneficio de la comunidad, de mi gente, de esas que me encuentro en la feria los domingos, o en mis innumerables recorridos en terreno por las juntas de vecinos, las agrupaciones de adultos mayores y los clubes deportivos, entre otros, o cuando atiendo durante horas a quienes llegan hasta mi oficina”.
“Uno puede imaginarse un montón de cosas que la gente pudiese querer, pero la verdad es que son ellos los que mejor pueden decir qué necesitan, y ahí sería importante oírlos sobre que piensan sobre las cosas que votamos en el Concejo… nos llevaríamos muchas sorpresas. Y por ello hago harto terreno y escucho a la comunidad, y así me nutro de ideas y hago propias sus necesidades”.
“Quizá cuando votamos hacer una multicancha, si le preguntáramos primero a los vecinos, veríamos que necesitaban una sede social. Porque quién mejor que ellos para decirnos lo que necesitan de verdad y no lo que creemos pueda hacerles falta”
Volviendo a la discriminación, ¿Lo has sentido en el Concejo?
“Más de alguna vez, y para ser muy sincera, muchas más veces de lo que me gustaría reconocer. Es un mundo machista, pero yo no doy mi brazo a torcer”.
Pasando al sector privado, ¿ves mayor esa discriminación?
“En el sector privado se estigmatiza a las mujeres y son más apetecidos los hombres, porque creen que nos vamos a embarazar, a presentar licencias para cuidar a los hijos. Y por el contrario, cuidamos más las pegas y somos mucho más responsables, y eso también va de la mano de que tenemos injustamente que demostrar que podemos hacer las cosas tan bien o mejor que un hombre, pero ganando menos. Esa es la realidad que ese vive. Y no solo hacia las mujeres, también hacia el adulto mayor, al cual le cuesta encontrar trabajo porque creen que arrastrará un sinfín de enfermedades y dolencias, y ellos son, por el contrario, aperrados y buenos para la pega”.
Lo bueno y lo malo… ¿Qué ha sido lo más difícil de enfrentar en tu carrera política?
“En estos más de 10 años que llevo en política, el machismo ha sido lo más difícil. De ello no hay duda”.
“El sentirte excluida es doloroso, y si no fuera por el tremendo compromiso y cariño que siento por la gente, por mi comunidad, ya habría tirado la toalla. De seguro muchas mujeres ya se habrían ido para la casa, pero ahí me ayuda ser terca y luchadora, y tener la fortaleza y el apoyo que me da a diario mi familia. Ellos son mi baluarte”.
“Creo que hay que seguir dando la pelea y creando más espacios para las mujeres, no porque adornemos, sino porque somos capaces, y eso lo veo a diario en la calle, donde me encuentro con tremendas mujeres que bien encausadas podrían ser concejales, cores o parlamentarias. La veta existe, veo mujeres brillantes que solo les falta el apoyo necesario, y ante ellas me saco el sombrero”.
Y las satisfacciones…
“El reconocimiento, el cariño y la confianza que te entrega la gente. Eso sin lugar a dudas es satisfactorio y te insta a seguir adelante con más empeño. Cuando yo tomé la decisión de probablemente ser candidata a alcaldesa para las próximas elecciones municipales, fue basado justamente en eso, por las expectativas que veo que la gente ha depositado en mí, y eso mismo te da ánimo y ahí uno se pregunta cómo ayudarlos más, y la respuesta es generando cambios, creando proyectos, y desde el sillón de concejal no es posible en gran medida. Las facultades las tienen los alcaldes, y ahí es donde estoy mirando”.
Fueron dos horas de grata conversación, donde Pamela Jadell dejó muy en claro su posición y cómo vislumbra su futuro político, y donde antes de terminar nos habló de las mujeres a las cuales admira… “Que son muchas, en especial a quienes veo a diario en las calles sacando adelante a sus hijos y poniendo el hombro para ayudar a sus maridos. A las mujeres que se han atrevido a emprender y ser sus propios jefes. A la mujer que no se cruza de brazos y lucha a diario por su familia, por su trabajo. Que corre todo el día e igual se hace tiempo para ir a reuniones de apoderados. A la mujer que vemos a diario y que detrás de ella hay una tremenda historia de superación y de esfuerzo”.
“Y cuando miro a cada una de esas mujeres, valoro aún más el aporte de Elena Caffarena, por la tremenda lucha que dio en nuestro país por la emancipación de las mujeres y como resultado en 1949 logró que se promulgara la Ley para el Sufragio Femenino. Ella es una mujer que marcó nuestra historia y nos dio el derecho a decir aquí estamos y tenemos voz y voto”.