Poder y Liderazgo conversó con el director nacional de Senda para abordar el flagelo del alcoholismo y la drogadicción, y cómo se enfrenta en los colegios, donde uno de cada tres escolares reconoce haber bebido alguna vez en el último mes
Sereno, agradable, un hombre con historia, así es el director nacional de Senda, Patricio Bustos Streeter, quien posee una larga carrera como funcionario público. Fue Director del Servicio Médico Legal y del Servicio de Salud de Iquique; Seremi de Gobierno y de Salud de Antofagasta; Encargado de Atención Integral de la Comisión Nacional del SIDA y Director del Hospital Penitenciario de Santiago.
En todos estos cargos, este médico cirujano, según sus colaboradores, ha desarrollado una labor cercana, dado su alto compromiso con el valor e importancia del protagonismo de las personas en el marco de los derechos humanos, especialmente con cuando han sido vulnerados. Pero ello no es al azar, ya que Patricio Bustos, quien en los años setenta fue parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fue detenido y posteriormente exiliado por la dictadura.
Pero hoy no hablaremos de su pasado ni de detalles de sus distintos trabajos, sino de su actual rol, donde los estupefacientes y sustancias psicotrópicas son el pan de cada día.
Un tema relevante que ha estado en el debate público, es dejar de tratar a la marihuana como la única droga problemática y entender que hay otras.
“Ninguna droga es buena para los menores de edad ni tampoco en adultos, y por ello nuestro objetivo es prevenir el consumo de todo tipo de drogas. Partiendo desde esta premisa, los datos indican que en Chile, el alcohol es la droga más consumida y la que nos genera los mayores costos sociales y económicos; y, en tratamiento, la pasta base y el alcohol lideran las causas de ingreso a centros de rehabilitación. Además, vemos cómo están llegando al país drogas sintéticas, cada día más difíciles de pesquisar. Entonces, claramente el fenómeno de las drogas no sólo en Chile, sino que en el mundo, va más allá de una sustancia específica”.
“Para Senda no se trata sólo de hablar de marihuana, sino que de todo tipo de drogas en general que afectan la salud y también pueden tener otros efectos psicosociales asociados. Por esta razón, en los estudios también se consulta respecto al acceso a las drogas, lugares donde es posible conseguirlas, percepción respecto del consumo de otros pares, sobre habilidades protectoras de los padres, etc.”
¿Qué hace Senda para atacar este problema?
“Tenemos estudios que están orientados a población escolar y a población en general, y tienen como objetivo contar con datos de forma sistemática, que permitan medir la prevalencia en el patrón de consumo de sustancias en estos grupos poblacionales, además de usarlos como herramienta de monitoreo de indicadores nacionales e internacionales. Contar con esta información, permite definir políticas públicas, que ante todo tengan un carácter preventivo”.
¿Se baja el nivel de consumo con tanto estudio y monitoreo?
“No, nuestra propuesta está orientada a que se sancione drásticamente a quienes incentiven o promuevan el consumo de drogas entre niños y adolescentes. La sanción debe ser contra los narcotraficantes, que en muchos casos también están asociados a delitos, violencia, violación de derechos y, por ende, un grave problema para la democracia. Por otra parte, nuestra propuesta está orientada al desarrollo de una cultura preventiva que promueva la vida saludable para abordar, de manera preventiva, el consumo de drogas y alcohol”.
Pero más allá de las buenas intenciones, ¿Cómo aporta Senda a este objetivo?
“Trabajando en materia de prevención, tratamiento e integración social con cobertura nacional. En el ámbito educativo, llegamos a más de 2,5 millones de escolares de más de 9 mil jardines infantiles y colegios. También contamos con iniciativas preventivas para el mundo del trabajo, como el programa Trabajar con Calidad de Vida, y también para las familias, a través de talleres con los que fortalecemos las habilidades preventivas de padres y madres y, en general, todo adulto que se relacione con niños, niñas o adolescentes”.
“En el ámbito de tratamiento, contamos con programas ambulatorios y residenciales en todo el país que nos permiten dar procedimiento a miles de personas. Con ellas, adicionalmente desarrollamos un trabajo en materia de integración social, para apoyarlas al término de su proceso terapéutico. El año pasado, cerca de 28 mil personas fueron atendidas por Senda a través de nuestros distintos programas de tratamiento que funcionan en más de 450 centros de todo el país”.
“Una de las particularidades de nuestro trabajo es el que realizamos a nivel comunal, a través de nuestros equipos Senda Previene, con los que llegamos a más del 90% de la población del país”.
Hablando de Senda Previene, ¿cómo se articula este trabajo?
“Este programa se implementa gracias a una alianza estratégica que tenemos con los municipios, en donde ambos aportamos recursos, realizando acciones en los ámbitos comunitario, de salud, familiar, educativo, laboral, jóvenes y las condiciones particulares de riesgo social. A través de este programa, también desarrollamos un trabajo específico en barrios que presentan altos factores del consumo de drogas, con una activa participación de la comunidad, además de acciones para involucrar a los padres o adultos responsables en la prevención”.
Entonces los municipios son sus aliados estratégicos ¿hay otros?
“Evidentemente, y por ello tenemos varias alianzas, pues nuestra estrategia apunta a realizar convenios intersectoriales, construyendo políticas públicas de prevención, tratamiento e integración social. La prevención es clave para evitar o reducir el consumo de alcohol y otras drogas, especialmente a nivel familiar y escolar. En este marco, la alianza con el Ministerio de Educación al interior de los establecimientos educacionales es clave, tanto para la instalación de nuestros programas preventivos como para la promoción de estilos de vida saludable”.
Se dice que el consumo está en aumento a temprana edad, ¿existen estadísticas que abalen lo anterior?
“A nivel escolar, así como en población adulta, la sustancia más consumida es el alcohol, donde uno de cada tres escolares admite haber bebido alguna vez en el último mes. Lo más preocupante es que entre los que bebieron, dos de cada tres se emborracharon. En Chile, en promedio, la edad de inicio de consumo de drogas es a los 13 años, pero debemos anticiparnos a que ello ocurra”.
“Existe un consenso transversal en cuanto a que el consumo de drogas es dañino para los menores de edad y que protegerlos es responsabilidad de todos, no sólo del Estado, sino que también de la familia, el colegio, el barrio, la sociedad en su conjunto. Un ejemplo de este compromiso, es la firma de un convenio de trabajo impulsado por el Intendente y el Seremi de Educación de la Región de O´Higgins, que sin duda será replicado en el resto del país. Se trata de una mesa intersectorial que aborda la problemática de drogas, donde los servicios están comprometidos con la instalación y ejecución de políticas y procesos que promuevan el desarrollo integral de los alumnos, sus familias y la comunidad educativa, fortaleciendo factores protectores y disminuyendo factores de riesgo”.
Pero el problema no sólo radica en los escolares y el alcohol…
“En población general es el alcohol. Uno de cada dos chilenos reconoce haber bebido en el último mes. Y de los que consumen, dos de cada cinco admitió haberse emborrachado al menos una vez. Pero no sólo podemos quedarnos en esas cifras, sino que también ver cuán disruptiva es determinada droga en cada persona, cuánto le afecta en el rendimiento escolar, laboral y en las relaciones familiares”.
Pasta base en el norte y alcohol en el sur
“Todas las regiones tienen sus particularidades y problemáticas específicas. En general, en las regiones del sur el principal problema es el alcohol, y en el norte, la pasta base, y estamos trabajando a nivel regional y local en iniciativas de intervención focalizadas en estas áreas. Sin embargo, éste es un momento en que lo importante es como país asumamos una visión panorámica de este fenómeno, en el que la base para enfrentarlo sea a través de una prevención donde todos nos involucremos y con una mirada de salud pública, y ese es el enfoque que estamos impulsando desde Senda”.