Poderyliderazgo.cl conversó en exclusiva con Esteban Valenzuela Van Treek, actual Ministro de Agricultura, para conocer detalles de su carrera política, su pasión por las letras y su constante defensa de la naturaleza y los territorios
Para todo político integrar el gabinete presidencial de un gobierno es sin lugar a duda la cúspide de su carrera, pues se trata de la consolidación de una trayectoria política o la reafirmación de una vida profesional y personal en torno al servicio público, que solo es superada por el honor de asumir la presidencia de un país.
A finales de enero de este año, el Presidente electo por aquel entonces, Gabriel Boric dio a conocer los nombres de las mujeres y hombres que integrarían, a partir del 11 de marzo, su gabinete presidencial. Entre esos nombres estaba el de Esteban Manuel Valenzuela Van Treek, un nombramiento que no estuvo exento de polémicas, pues las críticas sobre su designación llegaron desde los más diversos sectores políticos, incluso desde su propio partido (Federación Regionalista Verde Social). Hoy, a casi 9 meses de su designación es uno de los ministros mejor evaluados según las encuentas.
El “Teo”, como le dicen en su entorno más cercano, nos abre las puertas de su casa para revisar los momentos claves que han marcado su vida hasta llegar a este momento cúlmine en su transitar por la política nacional. Viste de traje, pero sin corbata… su cara denota cansancio, han sido numerosas las actividades en las que ha participado durante la jornada y ya son pasadas las 22:00 horas. Entramos a su casa por la cocina, recorremos la sala hasta llegar a la terraza. En el trayecto observamos grandes cuadros, muchos libros y un altar Maya en homenaje a sus ancestros.
Nos invita un café. Hierve el agua y a los pocos minutos llega con humeantes tazas y un cenicero. Encendemos el celular para comenzar a recoger las vivencias de este hombre de 58 años que medita cada frase, que pone las pausas necesarias para llamar la atención, mientras sus manos van de un lado a otro y su mirada se centra en su interlocutor, casi sin parpadear. Es evidente su experiencia y bagaje en estas lides.
Valenzuela, de profesión periodista, con un doctorado en Historia y dos magísteres, uno en Ciencia Política (PUC) y otro en Desarrollo y Gestión Pública de la Universidad de Wisconsin (USA), inició su vida política y social a muy temprana edad, por allá en el año 77, al alero de la pastoral juvenil y del Cardenal Silva Henríquez.
“En la universidad yo entré claramente vinculado a la teoría de la liberación, entonces mi opción era ser “chascón”, Izquierda Cristiana o Mapu. Entré a la “Católica” y me incorporé al Mapu que era parte de la Renovación Socialista. Ahí fui presidente de curso, vicepresidente del Centro de Alumnos y le gané la presidencia del Centro de Alumnos a Harold Mayne-Nicholls. Después hubo elecciones en la “Católica” y se hizo una lista para vencer a los gremialistas de la UDI, y yo salí segundo, y fui el primer vicepresidente de la primera FEUC democrática, con Tomás Jocelyn Holt como presidente. Ayudé a crear la Confech, fui Secretario Juvenil del Mapu”, relata con detalle el actual ministro de Agricultura.
Esteban Valenzuela rememora tiempos complejos de la democracia chilena, aborda su experiencia como estudiante universitario durante la dictadura de Augusto Pinochet, de las siete veces que estuvo detenido, de la vez que estuvo preso en la penitenciaria, específicamente en la galería 15, para el paro nacional estudiantil de septiembre de 1985.
Todas estas experiencias van delineando su carácter, la forma en que él ve la vida, sus recuerdos y sus anhelos “Yo creo que he evolucionado muy poco, porque el cristianismo social de esa época venía de las comunidades eclesiales de base, era una iglesia con el Papa Pablo Sexto, muy abierta, igual que el Cardenal Silva, con una visión muy federal, donde no importaban los curas, era la comunidad. Una raíz cristiana, una raíz participadora, de vocación popular, de comunidad y fuertemente influido por la idea socialista, por la dimensión cristiana social, de la teología de la liberación, que es la construcción del reino aquí y ahora, del destino universal de los bienes”.
“Con los años eso se traduce en una visión pro municipios, pro federalismo y el tema medioambiental aparece con fuerza, pero siempre me he ubicado en eso, en la izquierda democrática o de centro izquierda trasformadora, de raíz cristiana y partidario del poder territorial”, sentencia con fuerza y convicción.
Familia, Poder y liderazgo
Para el actual titular del agro, quien en el pasado también fue alcalde de Rancagua -con tan solo 28 años de edad-, secretario general del PDD, luego diputado por O’Higgins y expresidente de la Comisión Descentralizadora impulsada durante el mandato de Michelle Bachelet, su relación con el poder nunca ha sido algo que le asuste o enceguezca. En el año 2017 funda, junto a Jaime Mulet y Alejandra Sepúlveda, la Federación Regionalista Verde Social.
“Rancagua fue muy protagonista de las protestas con los sindicatos, con la prueba pastoral, la Comisión de Derechos Juveniles. Vengo de una familia de abuelo comunista, que había sido dirigente sindical, un padre demócrata cristiano comprometido, tres de los hermanos DC, tres Mapus. Entonces, como vinculado a la actividad política siempre, no había como culto al poder”.
“Teo” nos explica además que ha tenido una vida marcada por el liderazgo y como eso le ha ayudado a influir en su entorno para mejorar la vida de los más necesitados. “A los 12 años me eligieron encargado de un grupo scout católico, después coordinador de la pastoral juvenil, luego presidente de curso. Siempre he estado vinculado con roles de responsabilidad y desde muy joven vinculado al poder político. Fui vicepresidente del Comando Juvenil por el “NO”, fui uno de los fundadores militante del PPD, pero nunca, hasta marzo de 2022, nunca tuve cargo alguno en el Estado. Nunca fui considerado, soy de la llamada generación de “la sala de espera”.
El buen amigo escritor, académico e intelectual
Se emociona al recordar que en el colegio le decían “Cabezón” o el “Abuelo”, que lo caricaturizaban con un tipo con un montón de libros y con una garrafa. “Era considerado el buen amigo, que organizaba las convivencias, las fiestas. De hecho, uno de los premios más lindos que recuerdo es que, en voto secreto, me eligieron como el mejor compañero el año 1981. Hasta hoy nos matenemos en contacto. Tenemos grupos de Whatsapp con compañeros de los maristas, de la pastoral”.
Asimismo, Valenzuela Van Treek nos relata con orgullo sus primeros pasos como escritor, de su primer libro en el año 87 con la revista Análisis y, por cierto, de su búsqueda permanente de más y nuevos conocimientos que lo han hecho meritorio de becas para estudiar en el extranjero y de paso desarrollar una carrera internacional como consultor y académico en Chile, Colombia, Paraguay y Nicaragua en temáticas relacionadas con el desarrollo territorial y el trabajo colaborativo. “Tengo más de treinta libros y más de 100 artículos publicados en revistas académicas. Según la Universidad de Cambridge soy de los 30 cientistas sociales con mayor impacto de sus publicaciones de Chile. Mi vida ha sido esto, una mezcla de dirigente político, activista social territorial, académico e intelectual, y siempre articulando”
Los Mayas y el futuro de Chile
Valenzuela en el año 2009 da un giro a su vida y deja la política para asumir como consultor de la GZI (agencia de cooperación alemana). Se va a trabajar por dos años y medio con los Mayas en Guatemala. Relata con pasión aquellos aspectos que se complementan con su forma de vivir y relacionarse con los demás. “Es toda una visión de ver la vida con sentido, no creerse el cuento del poder, no marearse, de hablar con la verdad y de mucho respetar a la naturaleza y a los abuelos, a los formadores. Una cosa muy importante de los Mayas es el agradecimiento a la naturaleza y a los formadores, entonces los más importante de la casa es el altar, donde te conectas con ellos. Ahí lo comunitario y la vinculación con la tierra no me resultó nuevo”.
Tras varios cigarros y cafés en el cuerpo, analizamos los resultados del Plebiscito de Salida y sus anhelos para el futuro de la sociedad chilena.
El ex alcalde de Rancagua para abordar el tema aclara que se autodefine como “medio plano emocionalmente”, que después de crisis en la vida, de disidencias fuertes, de decepciones con el poder, como las que le ha tocado vivir, cree en el dicho: “no ames tanto a los que amas, porque pueden ser tus enemigos, no odies tanto a los que odias porque pueden ser tus amigos… es decir no seas tan apasionado y mantén fuerte el aspecto emocional. Entonces para mí era evidente el triunfo del rechazo, por la situación económica mundial, donde todos lo gobiernos están mal evaluados, segundo la plurinacionalidad que fue muy mal explicada y fue leída como una autonomía indígena con privilegios. La ultraderecha hizo mucho fake news”.
Respecto de la forma en que debe continuar el proceso constituyente, considera que “hay un triángulo que quedó para quedarse, que hay tres cosas que son insoslayables en una nueva constitución. El primero que tiene que ver con un pago de impuestos más relevante de las empresas y más derechos sociales; lo segundo es el Estado Regional, el Chile centralizado ya no resiste más; y lo tercero, lo de mayor sustentabilidad, pero hacerlo bien y con la participación de todos los actores”.
Finalmente, Esteban Valenzuela Van Treek nos deja una reflexión de cara al futuro y rol de la juventud en este. “Apropósito de los Mayas, hay que agradecer. Está instalado en Chile un facilismo, que está todo malo y de una crítica acérrima, en vez de reconocer que se está haciendo un esfuerzo muy notable por privilegiar a los más pobres sin el asistencialismo extremo que hubo en un momento dado, si no que se está buscando, como lo hemos hecho en agricultura, poner los esfuerzo en las comunidades productivas que siembran para Chile”.
“Confió en que las nuevas generaciones, que estuvieron más dispersas en el plebiscito de salida, sean fundamentales para proyectar que Chile tenga al menos tres periodos de gobiernos transformadores que hagan posible el salto democrático y social que el país requiere y con fuerte poder territorial”.