Transferencia, monitoreo sistemático, controles culturales y químicos son algunos componentes de la estrategia propuesta para el manejo de la plaga, que afecta a cultivos de coliflor, brócoli, rúcula y rábano, entre otras especies
Los especialistas de equipo de Entomología del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Intihuasi, se dirigieron al sector de Pan de Azúcar, enclavado en el cordón hortícola de la región de Coquimbo, para transferir los conocimientos en manejo integrado de Bagrada hilaris, conocida también como “Chinche Pintada”.
La plaga, considerada una especie de alta importancia económica, se alimenta de los tejidos vegetales a través de su estilete, provocando reducción en los rendimientos por marchitez y manchas necróticas, además de dañar los brotes de crecimiento, causando plantas acéfalas en brócolis y coliflores, por ejemplo.
Rúcula y rabanito también pueden sufrir daño por esta plaga, puesto que tiene preferencia por los vegetales de la familia Brassicaceae, aunque por tratarse de una especie altamente polífaga -se alimenta y nutre de varios vegetales- se aloja en cultivos de papas, tomates, lechugas, espinacas, cebollas, alcachofas, zanahorias, porotos y maíz.
Claudio Salas, investigador en Entomología de INIA Intihuasi, explica que si bien la plaga llegó hace un año a la Región de Coquimbo, no se habían registrado incrementos poblacionales importantes en el sector hortícola de Pan de Azúcar como los que hoy se observan. Aunque los hospedantes principales donde se ha detectado la plaga son malezas, es fundamental que los agricultores estén preparados para realizar acciones de control cuando el insecto se traslade a los cultivos. “En estos momentos, los agricultores están realizando el control sólo a través de la aplicación de insecticidas. Y la verdad, es que este insecto tiene que ser manejado con una visión más integral (…) tiene que haber una detección temprana de la plaga antes que llegue a los cultivos y poner en práctica una serie de estrategias culturales antes de llegar a los insecticidas”, resalta el experto.
El monitoreo se debe realizar a intervalos de siete días en malezas y cultivos. A ello, INIA está trabajando y evaluando la acción del Alyssum, una herbácea ornamental de la familia de las brásicas que contiene químicos que atraen al insecto. Otras medidas fundamentales son eliminar los residuos inmediatamente realizada la cosecha y contar con un programa de control de malezas, entre otras.
El director de INIA Intihuasi, Edgardo Díaz, comenta que “el Ministerio de Agricultura, a través del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, desarrolla investigación y transferencia tecnológica para promover una agricultura moderna, sustentable y competitiva, dando respuestas oportunas a las necesidades regionales”. En ese sentido, la agricultora María Leiva detalla que “con este taller, hemos podido saber toda la estrategia que hay que tener para poder controlar la plaga, viendo todo el manejo cultural previo antes de tomar la decisión de aplicar químicos”.
“Hemos conversado en otras oportunidades con compañeros y vecinos del sector, y la inquietud que teníamos de lo que estaba pasando con esta plaga. Y ahora, con este día de campo, se masificó el conocimiento”, sentencia el agricultor Rafael La Paz.
El Servicio Agrícola Ganadero (SAG) autoriza el uso de 34 productos para el control obligatorio de Bagrada hilaris. Durante la actividad, donde participaron 50 agricultores, se capacitó a los asistentes en los factores más importantes para realizar una aplicación segura y eficaz de los insecticidas, tales como utilizar los equipos de protección personal adecuados y calibrar equipos para suministrar químicos a los cultivos.