Región de Maule: Presentan más de 150 alternativas para avanzar hacia la seguridad hídrica

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Durante el “Segundo Taller Transición Hídrica”, organizado por Escenarios Hídricos 2030, que responde a un  proceso de construcción colectiva para diseñar una hoja de ruta para la cuenca hidrográfica de la zona


Con la asistencia de más de 50 representantes de la comunidad local (APRs, juntas de vigilancia, cooperativas), municipios, ONGs, instituciones del Estado, así como de los sectores privado y académico, se realizó este martes 26 de mayo el “Segundo Taller Transición Hídrica” para la cuenca de Maule, organizado por Escenarios Hídricos 2030 (EH2030) para avanzar en la construcción de una hoja de ruta que permita alcanzar la seguridad hídrica en ese territorio.

En esta oportunidad, el equipo técnico de EH2030 expuso y explicó una serie de opciones para abordar la brecha y riesgo hídrico en esa cuenca hidrográfica. En el taller anterior, realizado a fines de marzo, se presentó y discutió la línea base con los problemas hídricos y causas asociadas identificados en la zona. El tercer taller se realizará a fines de julio para seleccionar -de entre las alternativas presentadas ayer-, una combinación óptima de medidas, acciones y soluciones que se puedan aplicar a corto, mediano y largo, para asegurar la disponibilidad de agua que se requiere para el bienestar humano y el desarrollo socioeconómico de la zona del río Maule.

“Estamos dando a conocer un amplio espectro de alternativas para avanzar hacia la seguridad hídrica, explicando en qué consisten y abordando sus aspectos positivos y no tan positivos. Además, queremos conocer la visión y las experiencias de los participantes en relación a ellas, para determinar qué oportunidades conllevan para el territorio”, explicó Claudia Galleguillos, coordinadora de EH2030 para la cuenca del río Maule.


Ejes Estratégicos

Las alternativas presentadas son el resultado del trabajo realizado por EH2030 entre 2016 y 2019, y que está recogido en tres publicaciones: “Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile”; “Transición Hídrica: El Futuro del Agua en Chile”; y “MAS Seguridad hídrica: Medidas, Acciones y Soluciones”. Este último es un portafolio con 212 opciones (MAS), divididas en cuatro ejes estratégicos definidos para avanzar hacia la Transición Hídrica: Eje 1, gestión e institucionalidad del agua; eje 2, conservación y protección de nuestros ecosistemas hídricos; eje 3, eficiencia y uso estratégico del recurso hídrico; y eje 4, migración e incorporación de nuevas fuentes de agua.

Para efectos del seminario efectuado este martes en Maule, se expusieron 162 medidas, acciones y soluciones (MAS), que corresponden a los ejes 2,3 y 4.

En el caso de las alternativas para la “Conservación y protección de ecosistemas hídricos”, fueron expuestas por Manuel Contreras, director ejecutivo del Centro de Ecología Aplicada (CEA), quien explicó que se trata de opciones que responden al concepto de “soluciones basadas en la naturaleza” y que, para efectos del taller, guardan relación con la gestión del recurso hídrico.

En la exposición, esas MAS fueron agrupadas en cuatro categorías: conservación-restauración de humedales; restauración de ecosistemas terrestres; recarga de acuíferos verde (por ejemplo, reconexión de llanuras de inundación, glaciares, zanjas y campos de infiltración, Cochas, Amunas, Jollas); y recarga de acuíferos gris (pavimentos permeables, plazas de agua, jardines de lluvia, por mencionar algunas).

“El objetivo mayor que se persigue con las soluciones basadas en la naturaleza es mantener el ciclo del agua. Algo que podría parecer obvio y extremadamente básico, pero que hoy día está siendo interrumpido por todos los cambios del subsuelo, por las distintas actividades que están ocurriendo en los territorios”.

En el segundo eje, “Eficiencia y uso estratégico del recurso hídrico”, las opciones fueron reunidas en cinco grupos: optimización de la conducción, almacenamiento y distribución; optimización del uso de agua; optimización en la gestión del agua; reducción de demanda; y cambio de proceso. Todas estas MAS buscan aprovechar de manera eficiente el uso del recurso hídrico mediante técnicas de reducción en su consumo, disminución de pérdidas y eficiencia en el gasto, por medio de la optimización de la gestión, uso y distribución.

Y en cuanto al eje “Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua”, las MAS fueron expuestas en siete subdivisiones: captación y cosecha atmosférica; optimización de almacenamiento; recarga artificial de acuíferos; tratamiento y uso (operaciones y/o sistemas que permiten aumentar la disponibilidad y mejorar la calidad de agua para diferentes usos); trasvase, es decir, transferencia de agua desde territorios que presentan disponibilidad de agua a territorios que presentan escasez, mediante infraestructura hidráulica; desalación; y siembra de nubes, cuyo uso potencial está pensado para situaciones extremas.

Marcello Basani, especialista en agua y saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que participó en el taller de Maule, valoró el hecho de que el trabajo de EH2030 entregue la posibilidad de pensar más allá de la forma convencional. “Esta plataforma permite presentar soluciones out of the box, en particular las soluciones basadas en la naturaleza. Este es el gran valor agregado”, comentó.

EH2030 es una iniciativa coordinada por Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina, y actualmente cuenta con el financiamiento de ZomaLab, Corfo y el BID.


Soluciones basadas en la Naturaleza

Entre las posibles medidas, acciones y soluciones expuestas ayer como alternativas para avanzar hacia la seguridad hídrica en la cuenca de Maule, destacan aquellas denominadas “soluciones basadas en la naturaleza”. Como explicó el expositor, Manuel Contreras, “son acciones para proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar los ecosistemas naturales o modificados, que abordan los desafíos sociales de manera efectiva y adaptativa, proporcionando simultáneamente beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad”.

Añadió que no son necesariamente “novedosas”, sino más bien se trata de prácticas ancestrales, que históricamente se han aplicado en los territorios.

Un tipo de estas medidas son aquellas destinadas a la conservación y restauración de humedales (bajo el concepto Ramsar, que los define como cualquier cuerpo de agua en territorios continentales e insulares), por ejemplo  estuarios, ríos incluyendo su ribera y zona de inundación, bofedales, turberas, vegas, lagos, etc. El principal desafío es recuperar las propiedades de estos sistemas y el control de las amenazas, por ejemplo, la disponibilidad del recurso hídrico, la cobertura de vegetación ripariana (de las riberas) y la calidad del agua.

Asimismo, están las medidas destinadas a la restauración de los ecosistemas terrestres, como la reforestación de cuencas, y de zonas riparianas. Con ellas se busca aumentar el tiempo de residencia de la escorrentía superficial de agua sobre las cuencas hidrográficas, y un efecto secundario es el  control de la erosión.

Otro grupo lo componen las medidas de recarga de acuíferos, una estrategia que se está utilizando a nivel mundial, y las separamos en verdes y grises. Las primeras están centradas en ecosistemas naturales o sistemas que están bajo recuperación, mientras que las segundas implican infraestructura,  obras de ingeniería asociadas para la captura, canalización e infiltración de las aguas. Dentro de las recargas verdes está la reconexión de llanuras de inundación, la protección de glaciares, zanjas de infiltración, campos de infiltración –hay casos muy exitosos en Uruguay y Perú-, y las Cochas, Amunas y Jollas. Mientras, en las recargas grises se mencionan temas más urbanos, como la implementación de pavimentos permeables, plazas de agua, jardines de lluvia, entre otras.

Para todas estas medidas se evaluó su impacto a nivel de medio ambiente y de la sociedad. A modo de resumen, Contreras señaló que “un análisis ambiental de las soluciones basadas en la naturaleza muestra que todo lo que implique conservación se traduce en un valor ambiental alto en los territorios. Y una evaluación del nivel de complejidad social que implican las medidas indicadas evidencia que  toda la estrategia asociada a los glaciares tiene una complejidad alta, básicamente asociada a distintos intereses que convergen respecto a los glaciares”.


 

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