Reserva Nacional Las Chinchillas, un espacio que invita a la comunión con la naturaleza

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La más variada flora y fauna nativa, incluida la chinchilla, contribuyen a que la visita a esta área protegida cautelada por Conaf, sea una inmejorable experiencia de aprendizaje y valoración de nuestra naturaleza


Por: Ana Huerta Pastén

Muchas personas llegan al lugar imaginando encontrar algo así como un criadero de chinchillas. Sin embargo, es un recinto de más de cuatro mil doscientas hectáreas de superficie en donde se alberga y preserva a una gran cantidad de especies nativas de flora y fauna en estado silvestre y a la vez, es un espacio para la investigación científica, la educación ambiental y el interés turístico.

Hablamos de la Reserva Nacional Las Chinchillas, ubicada a 17 kilómetros de la ciudad de Illapel en la provincia de Choapa, región de Coquimbo. Más de 70 especies de aves, ocho tipos de roedores nativos; entre ellos la chinchilla, un marsupial autóctono, seis carnívoros y numerosos reptiles que habitan en formaciones vegetacionales representativas del semiárido de la zona, forman parte de la rica biodiversidad aquí protegida.

La chinchilla lanígera, es una especie de roedor que existe en forma natural, exclusivamente en Chile, cuya población casi desaparece a raíz de la caza por su piel, que se constituye en una de las más finas del mundo, cuya demanda desde Europa y Estados Unidos a fines del siglo 18 y a comienzos del siglo 19, se tradujo en millones de pieles exportadas.

Si bien la protección de las chinchillas sigue siendo un objetivo prioritario, la recuperación, preservación del ambiente necesario para lograr tal objetivo, ha generado instancias para la sobrevivencia de otras especies también escasas e igual de importantes para el buen funcionamiento de los ciclos naturales.

De acuerdo a lo informado a este medio por el Administrador de esta área protegida, Mario Ortíz Lafferte, hace 40 años, cuando se creó la reserva nacional, “la especie chinchilla lanígera, se encontraba en un estado crítico de conservación, momento en que su población se calculó aproximadamente en 1500 ejemplares”.

Hoy después de cuatro décadas de protección sistemática, su población podría está superando los 14.000 individuos al interior del área.

Entre numerosas especies, se pueden observar con bastante facilidad, aves endémicas (Exclusivas de Chile), de poco vuelo y enérgica carrera a ras de piso, como la turca y el tococo, que se muestran en el entorno del abrevadero o tan primitivas como la perdiz, además de tórtolas, tordos, loicas, tencas, diucas, yales, plateros, cometocinos, mineros cordilleranos, zorzales, chincoles, chercanes, cachuditos.

También es posible observar a cielo abierto interesantes rapaces diurnas tales como; cóndor, águila, aguilucho, peuco, cernícalo y en la maraña de estoicos árboles, rapaces nocturnos que se ocultan durante el día mientras duermen, tales como, tucúquere, lechuza, chuncho y muchas especies de diferentes características, que sería largo de nombrar.

Lo anterior condujo a que en el año 2009, a la Reserva Nacional Las Chinchillas, se le otorgara la categoría de AICA, “Área de Interés para la Conservación de las Aves”, categoría implementada por Codef y la Ong Bird Life. Por otra parte, en el año 2010 fue declarada como aula complementaria para la Educación Ambiental al aire libre, por el MINEDUC.

Otro hito relevante ocurrió en 2018, cuando fue declarada como AICOM, por la “Red Latinoamericana y del Caribe”, para la conservación de los murciélagos. Dado que se constató que de las catorce especies de Quirópteros nativos que existían en el país, siete se encontraban en la reserva. Lo anterior cobró mayor relevancia con la reciente identificación de una nueva especie para Chile, descrita en la Reserva Nacional Las Chinchillas.

A raíz de la permanente labor de conservación y preservación, la resiliencia natural del lugar, ha llegado a tal punto que pese a la prolongada sequía, árboles como el abnegado pimiento mueven suavemente sus ramas anunciando una brisa que viene a mitigar las horas de intenso calor.

Especies nativas como guayacanes, carbonillos quillayes y otros se proyectan desde el árido suelo en cada rincón de esta gloriosa reserva. Especial mención merece un quillay centenario que da el nombre al lugar en donde sus longevas raíces se entrelazan en la profundidad del suelo; “El Rincón de Don Quillay”, así le llaman los guardaparques a este mágico entorno, en donde se ofrece a los visitantes, servicios de baño de naturaleza, una práctica ancestral, de origen japonés (Shinrin Yoku), que hace algunos años, Conaf ha incorporado a sus estrategias de recreación y sanación espiritual, en varias área silvestres protegidas del país.

Por otra parte, en la sede administrativa de la unidad, existe el Centro de Información Ambiental, una infraestructura en donde se proporciona a los visitantes información acabada de lo que implica la Reserva.

Mario Ortiz Lafferte, comentó que al lugar llegan alrededor de cuatro mil personas al año, mayoritariamente delegaciones de colegios, estudiantes de enseñanza media y universitaria de carreras afines. Además de profesionales de universidades que desarrollan trabajos de investigación de larga data, que sin duda contribuirán a un mayor conocimiento de los valores naturales que acá se protegen.

Junto al Centro de Información Ambiental, existe el Nocturama, que consiste en una infraestructura o recinto cerrado, ambientado en una noche permanente, en donde es posible que el visitante pueda conocer a la chinchilla en forma directa, dado que por sus hábitos estrictamente nocturnos, no es posible observarla en su ambiente natural.

Este recinto cuenta con algunos terrarios, en donde se replica el ambiente natural, en los cuales el visitante puede conocer en vivo a la chinchilla y a otros micro mamíferos que comparten su hábitat. En medio de la ejecución de este reportaje llegó al lugar el matrimonio conformado por Javiera Morales y Matías Frez quienes llevaban a su pequeño hijo Mateo de un año ocho meses; nos comentaron lo admirados y agradecidos que estaban con la información recibida y por la oportunidad de poder recorrer el lugar con plena tranquilidad, guiados por los guardaparques, siempre dispuestos a atender sus consultas.

Dijo Matías Frez que “Estas son instancias de real esparcimiento y donde puede uno, interiorizarse de la existencia del mundo natural que nos rodea”. Además señaló que siendo de Illapel siempre quisieron visitar este lugar y que aprovecharon de llevar a su hijo para que empiece a conectarse con la naturaleza.

 

“Aprovechamos días de descanso para visitar con calma el lugar. Y de verdad estamos muy contentos con la experiencia y bueno maravillados nosotros de apreciar tantos aspectos que uno no observa en el transcurrir de la vida, y que son tan importantes, como esto de resguardar las chinchillas en su ambiente natural. Quedamos impactados con el Nocturama, que muestra parte de la realidad que a simple vista no podemos ver, porque son especies nocturnas. De verdad estamos muy contentos por haber venido”, resalta Frez.

En tanto Javiera Morales dijo que ella había visitado ese recinto cuando muy pequeña, por lo que deseaba de nuevo saber del lugar. Y quedó admirada de sus guardaparques, por mantener el lugar en las mejores condiciones posibles, pese a los efectos climáticos dado que la sequedad del ambiente se hace sentir en el recorrido.

La Reserva Nacional dispone de dos senderos interpretativos, aun cuando de momento solo uno está abierto al público, por motivos de prevención de incendios forestales. Por tal motivo tampoco está permitido fumar dentro del área.


El abrevadero

Aledaño a la pérgola el abrevadero se ha convertido en un atractivo lugar para visitar y en una efectiva herramienta de aprendizaje y conocimiento directo de la vida silvestre.

De acuerdo con un registro que llevan los guardaparques, con una cámara trampa, se ha constatado que 44 especies de ave lo visitan, además de mamíferos y reptiles, llegando a un promedio de 3000 aves diarias en la época de mayor demanda. Su éxito se debe a que en verano se constituye en la única fuente de agua en dos kilómetros a la redonda.


En sanadora frecuencia con la naturaleza

La Reserva Nacional Las Chinchillas, en perfecta sintonía con la esencia de lo que debe ser un área silvestre protegida, se ha constituido no solo en un espacio de aprendizaje y conexión con la naturaleza, sino que también en una instancia de sanación mental y espiritual.

En tal sentido, y como ya se mencionó; en los últimos años se han incorporado a la gestión servicios de baño de naturaleza, para lo cual Conaf ha capacitado a su personal, en la metodología de origen oriental (Shinrin yoku), que permite mediante una experiencia vivencial, conectar al visitante con las energías y cualidades sanadoras del contacto con la naturaleza.

Esto cobra especial relevancia en estos tiempos pre y pos pandemia, en que se observan altos niveles de estrés en la población. Indudablemente lo anterior otorga una nueva perspectiva de valoración, por parte de la sociedad, hacia las áreas silvestres protegidas y en consecuencia hacia el inconmensurable valor de nuestro patrimonio natural.

Ante la trascendencia de esta labor, conversamos con los encargados nacional y regional del programa.

Angel Custodio Lazo Álvarez, encargado Nacional de Accesibilidad Inclusión Social y Baños de Naturaleza.  Comentó sobre el particular y dijo que “sin dudas, a través de estas prácticas de salud asociadas a la naturaleza, contribuimos a los procesos de mejoramiento de la salud mental, emocional de muchas personas que visitan las Áreas Silvestres Protegidas u otros espacios naturales, como los parques urbanos”.

Dijo también se logra resiliencia y salud integral para la población chilena. “De igual modo constituye una estrategia para la valoración y conservación de la naturaleza, especialmente aquella contenida en las categorías de manejo de las unidades que conforman el SNASPE (Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la región.

Carla Louit Lobos Jefa Regional del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas, Región de Coquimbo, también fue consultada y dijo “Este es un programa que viene implementándose desde el año 2020 más o menos, en las áreas protegidas de la Región de Coquimbo. Y es una estrategia de conservación para la biodiversidad que está muy relacionada con la salud de los visitantes y se logra el  revincular el sentido de visitar el lugar y todo lo que eso significa, con el enfoque hacia la salud y bienestar de la humanidad y mantener la intención de lograr la conexión con la naturaleza. Para ello, al principio comenzamos con capacitaciones para el equipo interno. Ya tenemos un grupo que regionalmente esta capacitado para implementar los Baños de Naturaleza en las cuatro áreas protegidas de la región de Coquimbo. Parque Nacional Fray Jorge, Reserva Nacional Las Chinchillas, Monumento Natural Pichasca y Reserva Nacional Pingüino de Humboldt”.

Reiteró Carla Louit que esta es una más de las estrategias para promover la conexión y revalorización de la comunidad con la naturaleza. Explorar esos vínculos y experimentar en carne propia y ser conscientes de como este contacto con la naturaleza te aporta salud y bienestar en el día a día.

Resaltó la jefe regional del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas, que una de las misiones es enfocar el Programa de Baños de Naturaleza a sectores vulnerables, como es el caso del Programa Mejor Niñez, ex Sename, con un trabajo previo con los cuidadores. Lo mismo han experimentado con el Servicio Regional de Salud, que con su área de Salud Mental y a través de los departamentos de Salud Municipal, han demostrado interés por acogerse a estas instancias y ya ha habido conversaciones sobre el particular.

Y con el resto de la comunidad han dado pasos significativos, como es el caso del Consejo Consultivo en La Reserva Nacional Las Chinchillas.



 

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