Respeto, Fanatismo y Tolerancia

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Por: Bernardita Espinoza V. Ingeniero Civil Industrial, Universidad de Chile. Docente Universidad de Santiago de Chile (Diplomado en Dirección de Proyectos)


Es súper difícil hablar de religión sin herir susceptibilidades, y es imposible lograr ecuanimidad, pero con respeto y amor, hablaré de mi religión, el Cristianismo.

Desde los inicios de la historia conocida de la humanidad, el hombre ha usado a Dios y a las religiones que ha construido en torno a Él, para imponer sus ideas, subyugar a quienes piensan distinto e incluso masacrar pueblos enteros. Y en esta intolerancia histórica no se salvan ni las religiones politeístas del pasado, ni las monoteístas, como el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam, todas han tenido, en manos de nosotros, los hombres, imperfectos por naturaleza, episodios de intolerancia incluso de barbarie.

El Cristianismo, una religión fundada por el hijo de Dios vivo, para los creyentes, y un hombre excepcional, para los que no lo son, se ha distanciado penosamente, desde sus orígenes, del mensaje de Jesucristo, un mensaje de respeto, tolerancia, paz y amor, que esperanzó a los pueblos oprimidos por el Imperio Romano, de modo que se propagó vertiginosamente por el mundo antiguo.

Qué hizo que el Cristianismo pudiese prevalecer frente a varias religiones que coexistieron con él?, en su origen, justamente, su mensaje de tolerancia universal, sin sectarismos, racismos ni clasismos. Un corazón abierto, como el de Jesucristo, que acogía a todos los que sufrían injusticia y persecución, desesperanza y miseria. “Todos son bienvenidos a la mesa del señor, pobres-ricos, amos-siervos, …”

Pero con tristeza digo, tan sólo en sus orígenes, pues en la medida que el Cristianismo se propagó y adquirió poder, desgraciadamente, de perseguidos los cristianos pasamos a ser perseguidores, del mensaje de tolerancia y amor de Jesucristo, pasamos al mensaje de superioridad moral, intolerancia a la diversidad y demonización de las otras creencias y religiones, las cuales fueron perseguidas y en algunos casos aplastadas (Ej: Los Cátaros) por suponer una amenaza a la hegemonía del poder, la cual poco tenía que ver con la fé.

Y porqué es tan peligrosa la intolerancia cuando viene de la religiosidad?, pues esta última viste a las creencias y preceptos del grupo que la profesa de “verdad absoluta y divina” y de eso, justamente, se ha tratado la intolerancia religiosa históricamente, de que creerse dueños de la verdad, una verdad única y sagrada, y esa característica de sagrada es lo que lo hace tan peligrosa. Pues cualquier opinión, creencia u acto que transgreda esa verdad sagrada, se transforma en un sacrilegio, una ofensa inadmisible.

Pero, y qué hacer, como lidiar con las creencias de la gente, para que estas no deriven en fanatismo? Con respeto. El respeto genera tolerancia, lo tolerancia frena el fanatismo. No hay que olvidar que el fanatismo es una respuesta a un sentimiento (manipulado o real) de ser agredido, de ser pasado a llevar en su cultura, su fé, sus creencias, sus tradiciones; aquello que hace que el hombre se sienta parte de un todo que vive más allá de su muerte, se sienta trascendente. En base a este respeto pueblos de diversas religiones coexistieron en paz por siglos.

Respecto a los últimos eventos, solo puedo decir tratémonos los unos a los otros con respeto y tolerancia, acá no hay buenos y malos, certeros y equivocados, sólo hay visiones y creencias diferentes, opuestas en algunos casos, que debemos tolerar para ser tolerados, que debemos respetar para ser respetados.

Y como estamos hablando de Cristianismo, quiero dejar esta enseñanza, la qué más me gusta de Jesucristo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, y quién es mi prójimo señor? Pues los otros, no tu familia, amigos (y compañeros de congregación o partido político). No, Jesucristo se refería a los otros, los demás, los que piensan distinto, los que profesan otra Fe. Eso es Cristianismo.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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